A las nueve de la mañana, hemos quedado para desayunar, aunque la mayoría se ha levantado temprano para pasear y hacer las últimas fotografías del amanecer.
Cuando salgo de mi habitación me encuentro con Xavier ensimismado con sus baobabs y con José Luis y Alfredo que vienen caminando placidamente por la coqueta playa de arena blanca.
Nos despedimos de Martina, subimos a las barcas y cuando nos las prometíamos muy felices en nuestra última travesía para llegar al continente, nada más salir del abrigo de Keré a mar abierto, la cosa se complica y el mar comienza a encabritarse, pero de qué manera. La barca se mueve como un tiovivo y hay que agarrarse y ponerse los chubasqueros para no empaparse. En estos momentos pasan por mi memoria las imágenes de la gran cantidad de inmigrantes subsaharianos que se embarcan hacinados en las pateras en unas condiciones infrahumanas durante un montón de días para huir de la miseria de sus países.
Yo me siento un privilegiado pues a pesar del movimiento, sólo serán un par de horas, llevamos chaleco salvavidas, móvil, GPS, motor de repuesto y vamos cinco personas en la barca ¡que pena de mundo!
Cerca ya de Biombo, a una de las barcas se le rompe el motor y tenemos que hacer las últimas millas todos (en total 10 personas) en una barca. Por fin en tierra firme, tomamos una ducha rápida, comemos y hacemos dos grupos para ir a Bissau.
Por un lado viajan Nuria, Luis e Iris que tienen que llegar pronto para hacer unas gestiones en la capital y después el resto del pelotón. Por el camino hacemos una parada en Quinhamel y caminamos por la carretera arropados por una hilera de árboles gigantes. Aquí ya se puede apreciar al igual que más tarde veremos en la capital, que la gente es más reacia a las fotos y ya te piden dinero. A la llegada a la capital, el caos es total. Coches, gente, casas, mercadillos, basura, etc, bueno estamos en Africa y así son la mayoría de sus capitales.
Nos quedamos por el centro de la capital ¡ ja ja ja ¡ por decirlo de alguna manera y compramos algunos CD de música étnica que paga Nuria, pues en todo el viaje no hemos necesitado dinero y no hemos cambiado (más tarde calcularemos el cambio a euros y la pagaremos faltaría más). Después de las compras, y de dar una vuelta por el “casco antiguo” -je je con bronca incluida, ya que la gente es reacia a que hagas fotos aunque sea de la calle y eso a mí me mosquea un montón- nos sentamos en una terracita a tomar una cerveza fresca, a hacer tiempo para cenar y trasladarnos luego al aeropuerto.
Hace calor soportable aunque cenaremos en el interior con aire acondicionado. Por esta cafetería que debe ser de lo mejorcito de Bissau vemos pasar sobre todo a personal extranjero (cooperantes, gente de negocios y algún turista) y mientras esperamos tenemos la oportunidad de escuchar a un guitarrista que toca música en directo y que definitivamente nos abre el apetito; así que señores ya va siendo hora de pasar al comedor.
Concluida la cena, solamente nos queda desplazarnos al aeropuerto (eso sí unas horas antes de la partida de nuestro vuelo) y dar por finalizada nuestra visita a estas islas que para mí han sido todo un descubrimiento.
Espero que os hayan resultado interesantes y que al menos hayáis disfrutado de ellas tanto como yo. Solamente deciros que aquí no se acaba este viaje, pues como os prometí en anteriores entradas, yo seguiré pendiente de todo lo que vaya aconteciendo en las Bijagos y lógicamente os lo haré saber a través de este blog. Animaros a viajar y conocer este paraíso.
2 comentarios:
qué pintón santos
Muchas gracias por descubrirnos lugares tan apasionantes
un abrazo
Alberto
gracias santos por acercarnos a estos sitios fascinantes. lo bien que lo cuentas. da ganas de ir ahora mismo.
enhorabuena por tu blog. gran iniciativa
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