Descargamos los trastos, tomamos posesión de nuestra suite, duchita y cervecita fría mientras nuestro cocinero nos prepara la cena.
miércoles, 28 de julio de 2010
Mercado de Fassa
Descargamos los trastos, tomamos posesión de nuestra suite, duchita y cervecita fría mientras nuestro cocinero nos prepara la cena.
viernes, 23 de julio de 2010
Un etíope en Gijón
Ahora que España acaba de ganar el campeonato del mundo de fútbol celebrado en Sudáfrica me viene a la memoria una anécdota curiosa que me sucedió en territorio de los konso , que tiene que ver con la selección española y que paso a contaros: Cuando fuimos a recoger al guía al recinto del Konso Edget hotel,- que por cierto tiene un gran patio e inclusive Internet- y esperábamos a que viniera, estuve dando una vuelta por el exterior, observando el ir y venir de la gente y de paso haciendo algunas fotos; cuando regresaba al hotel, justo en la puerta, me di de frente con un chaval de color que llevaba puesta una camiseta de la selección española, lo que me llamó poderosamente la atención- ya que no es habitual ver en Etiopía a nadie con nuestra camiseta- y no pude por menos que preguntarle el motivo; me contestó en un castellano con acento asturiano que era un fan de nuestra selección, que vivía desde hacía doce años en Gijón, que trabajaba en la hostelería, que estaba encantado de España y de los españoles y que esperaba un autobús que le llevara a su ciudad natal para celebrar el Meskal con su familia; estuvimos un buen rato charlando, hablando de la comida, de las costumbres, de lo divino, de lo humano y nos despedimos con un fuerte apretón de mano. Casualmente el día que llegamos al lago Langano coincidimos con una pareja española natural de Gijón que acababa de llegar a Etiopía –era su primer día- y cuando comenzamos a cambiar impresiones sobre lo que pensaban hacer y darles algunas ideas sobre el itinerario- pues nosotros ya regresábamos- salio a relucir el nombre de este chaval, al que lógicamente conocían y con el que habían quedado al día siguiente en Arba Minch. Estas son las casualidades de la vida.
miércoles, 21 de julio de 2010
La leyenda de Gersegiyo
Según la tradición oral, “Nueva York” tiene un origen sobrenatural y este sería su relato: cuenta la historia, que un buen día un jefe local al despertar vio con horror que le habían robado sus tambores; consiguió el favor de Dios y este borró de la tierra el lugar en donde los habían escondido, creándose así esta formación. Dicen que los tambores al darse cuenta de que Dios lo sabe todo, confesaron sus pecados. Incluso en la actualidad, jóvenes ladronzuelos de Konso son llevados a este lugar para recordarles que a Dios no le gustan los ladrones y para que vean lo que les puede pasar.
martes, 20 de julio de 2010
Gersegiyo. El New York etíope
viernes, 16 de julio de 2010
Waga. Esculturas funerarias de los konso
También me gustaría resaltar otra de las curiosidades de esta comunidad, ya que según la tradición fúnebre de esta etnia, los difuntos permanecen momificados en una cabaña, durante nueve años y nueve meses para posteriormente enterrarlos.
jueves, 15 de julio de 2010
El pueblo Konso
Los konso habitan en las laderas de las montañas o en lo alto de las colinas, en poblados fortificados con empalizadas de tres y cuatro metros de altura. Cuando entras en estos poblados te encuentras ante un laberinto de callejuelas que forman las casas que a su vez están protegidas con altas vallas hechas de tronco de acacia y constan: de una apertura a modo de túnel que obliga al visitante a entrar a gatas, lo que permite a sus dueños decidir si se trata de un amigo o de un enemigo; de un pequeño corral; un granero, un establo y diversas cabañas donde residen el cabeza de familia, el primogénito y la mujer más anciana. También existen lugares públicos en donde celebran las reuniones y las ceremonias. A pesar de todas estas medidas de protección, no se tienen noticias que a lo largo de su historia hayan sufrido ataques de otras tribus.
En cuanto a la sociedad de los konso, está basada en nueve clanes o “gada” y cada clan cuenta con una autoridad religiosa “pokwala”. No tienen estructura de estado, ni autoridades y cada aldea se rige por su propio consejo de ancianos. Los hombres tiene un complejo sistema social denominado “grupos de edad” que sigue las siguientes pautas: en la adolescencia, los jóvenes entra a formar parte de uno de estos grupos, donde se les prepara para la vida de adulto, para más tarde pasar a pertenecer a su clase social: artesano, guerrero, agricultor, hasta llegar a la edad madura donde formarán parte de la clase superior: los ancianos.
Otra particularidad de esta etnia, es la manera que tienen de medir la edad de sus gentes, ya que a diferencia del resto de los mortales, los konso miden la edad de un individuo por el tamaño de la piedra que pueden llegar a levantar y que servirán para determinar la transición de la niñez a la madurez y de aquí a la vejez.
Camino de Yabelo
jueves, 8 de julio de 2010
De vuelta a Jinka
viernes, 2 de julio de 2010
Visita de una aldea mursi
La entrada en la aldea es algo más ruidosa y apabullante, ya que nada más descender del coche todo el mundo –hombres, mujeres y niños- se abalanzan sobre nosotros al grito de ¡guam foto, guam birr.. esto me descoloca y me cabrea un montón -aunque ya estábamos avisados- y tengo que pegar un fuerte grito y separarme del mogollón para observar y calmarme un poco , pues yo he venido aquí a disfrutar del momento y no a discutir; mientras tanto Tedy negocia la entrada al poblado y el tiempo de permanencia en el mismo; pasados los primeros instantes de histeria la cosa se calma y es el momento de elegir el modelo para que pose y hacer una foto al precio acordado que se convertirán en unas cuantas más pues el dedo a veces se queda pegado al disparador. Si uno gira la cabeza hacia cualquier lugar puede observar desde un sombrero elaborado con chapas, unos grandes pendientes de colmillo de facocero, pinturas variadas, grandes platos labiales que indican su estatus social, pero me causa una gran impresión cuando se quitan esos platos y ves como les cuelga el labio por debajo de la barbilla.
Contemplar a los mursi en su entorno es una experiencia única e inolvidable, y uno de los espectáculos más singulares e increíbles que podamos imaginar, pero mucho me temo que las costumbres ancestrales de esta gente, su manera de comportarse, sus rudimentario utensilios, su organización social, etc se están acabando demasiado rápido y todo ello debido a los turista que llegamos a este lugar introduciendo en sus vidas accesorios – botellas de plástico – que les conduce a dejar de utilizar sus recipientes de calabaza o adornos naturales de hueso o madera que cambiarán por correas de reloj, tapas de bolígrafos u otros elementos ajenos a su cultura; también y para mí lo más sangrante, es que el dinero que se les da a cambio de las fotografías lo están empleando en comprar bebida y esto genera violencia y malos rollos con los turistas y entre ellos.
Es evidente, que el asilamiento al que han estado sometidos durante siglos, se está acabando y el turismo empieza a causar efectos devastadores y si esta tendencia no se regula de alguna manera puede que estemos a las puertas de ver como una cultura milenaria pasa a mejor vida.