Después de visitar la exposición “Un día en Mongolia” y como ya era la hora del aperitivo, caminamos en dirección a Casa Paricio para degustar sus ricas anchoas y su vermut casero. El día estaba desapacible y llovía y pensábamos que el lugar estaría vacío, pero nos equivocamos de lleno.
Esta taberna situada en el Coso Bajo, 188 y que funciona desde el año 1928 estaba a rebosar de gente degustando sus exquisitos pinchos. Pregunté en la barra a la persona que me atendió (Manolín) por la historia del local y me dijo que lo mejor era que hablara con José Cabrera dueño del establecimiento. Y José con gran amabilidad tuvo la deferencia de relatarme los pormenores de esta taberna zaragozana. Rodeados de toneles y justo detrás de la primera cámara frigorífica (tiene 74 años uno menos que él) que funcionaba sin hielo y que compraron sus padres, me mostró los libros con todos los apuntes de sus proveedores y como dato anecdótico, figura la primera compra de vermut a granel que se hizo en el año 1930 al precio de 0,80 céntimos.
Esta taberna sigue conservando ese ambiente de antaño y es normal que en un día festivo haya que pedir las cañas desde una segunda o tercera fila; además según me comentó José la continuidad del local está asegurada ya que han formado una sociedad con sus hijos para que Casa Paricio siga funcionando y atendiendo a esa legión de fieles seguidores ganados a base preparar esas deliciosas anchoas. Mi enhorabuena para José Cabrera por su cordialidad y su talante y solamente deciros que no será una visita completa a esta bonita ciudad si no os pasáis por esta antigua taberna para degustar sus sabrosas tapas.
martes, 16 de diciembre de 2008
Una taberna Casa Paricio
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