Enfilamos la Avenida de Haile Gebrselassie (el gran atleta etiope al que aquí apodan “El Nilo” porque al igual que el río, nace en Etiopía pero la riqueza se la lleva Egipto, de él dicen que gana mucho dinero fuera del país pero no lo invierte aquí) con un gran atasco aunque no es hora punta, y le decimos a Neguse que nos deje en un sitio- no de farangis- para picar algo. El lugar elegido es el Bar Restaurante Corner que está situado al final de la Avenida Churchil casi en la Piazza; es un restaurante en donde se juntan para almorzar los etíopes y la relación calidad-precio es buena; se puede comer desde una injera, a unas pizzas o unos excelentes espaguetis con verduras. Os recomiendo, si hay sitio que os sentéis en la terraza, pues al mismo tiempo que coméis, podéis observar el ajetreo de la calle.
Pero antes de iniciar el recorrido por el centro de Addis, ya con la barriga llena, me gustaría deciros que esta ciudad, es la tercera capital más alta del mundo después de la Paz y Quito y se encuentra a 2500 metros sobre el nivel del mar; fué fundada en 1887 por el rey Menelik II, a petición de su esposa Taytu tras contemplar desde la montaña de Entoto la belleza de su entorno. Addis Abeba significa en amaríña “flor nueva” debido a que sus fundadores encontraron aquí una flor que nunca habían visto. La mayoría de la población son de la etnia amara y la religión mayoritaria es la cristiano ortodoxa. Desde el año 2001, Addis ha crecido mucho y recorrer sus calles, mercados y avenidas es descubrir una auténtica capital africana en pleno proceso de expansión. Son de visita obligada la catedral de San Jorge, el Merkato y el Museo Arqueológico Nacional en donde se expone el falso esqueleto de la Australopitecus afarensis , familiarmente llamada “Lucy” que es el esqueleto del homínido más antiguo del mundo (3.5 millones de años); y por supuesto hay que subir a la montaña de Entoto para ver las magníficas vistas de Addis y visitar la iglesia de Entoto Maryam y el interesantísimo museo en donde podemos ver vestidos, armas y demás objetos pertenecientes al emperador Menelik II y a su esposa Taytu, así como regalos ofrecidos por mandatarios del mundo y el tambor que anunció la marcha de Adwa para defender el país de la invasión italiana en 1886. Después de estos pequeños apuntes, vamos a caminar hacia la Piazza observando las viejas construcciones de la época italiana, así como el ajetreo de sus calles. En el centro de la plaza destaca la estatua ecuestre de Menelik II.
miércoles, 30 de diciembre de 2009
Paseando por Addis I
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