miércoles, 30 de diciembre de 2009

Paseando por Addis II

Llama la atención la cantidad de mendigos pidiendo, el bullicio del mercado chino y las múltiples carnicerías con los corderos colgados en un gancho (viendo esto a uno se le quitan las ganas de comer carne) que encontramos cuando vamos en dirección a la catedral. En la acera frente a un panel informativo se arremolina una gran multitud de gente y ante la incertidumbre que ocurra algo, Neguse nos dice que es gente que está buscando trabajo. La verja que rodea la iglesia es una sucesión de vendedores y gentes pidiendo, pero una vez flanqueada la puerta de entrada al recinto se respira un ambiente de absoluta tranquilidad, en donde los sacerdotes charlan y los fieles hacen cientos de postraciones frente a los muros deL templo. Pagamos la entrada y después de descalzarnos accedemos al interior del recinto que no tiene ningún interés, salvo algunas pinturas de un artista etíope de nombre Afewerke Tekle, aunque si que nos explican los accesorios que acompañan al culto ortodoxo y que a lo largo del viaje observaremos en multitud de recintos sagrados; me refiero a los tambores (kabáros), los sistros y la mekuania (bastón en el que se apoyan en las largas ceremonias). Esta catedral de forma octogonal y con unos amplios y estupendos jardines fue ordenada construir por Menelik II en 1896 en conmemoración de su victoria contra los italianos en la batalla de Adwa y está dedicada a San Jorge; al lado se encuentra el museo (no se permite hacer fotografías) que guarda reliquias procedentes de diferentes iglesias (pinturas, iconos, pergaminos, cruces, etc), rifles y una exhibición sobre el emperador Haile Selassie y su familia, además del trono donde le coronaron.

A la salida del recinto, tengo un rifirrafe con una persona sentada en el poyete de la iglesia, cuando intentaba hacer una foto a la estatua de Menelik y el pensó que se la estaba haciendo a él, pero la sangre no llegó al río. Caminamos tranquilamente por la Churchil Avenue haciendo continuas paradas en las tiendas y observando los muchos edificios que han construido desde mi anterior visita. Ya es noche cerrada y decidimos dar por finalizado este corto recorrido por Addis y encaminarnos hacia nuestro hotel en donde todavía me sigue llamando la atención ese oasis de lujo que es el hotel Hilton, rodeado de miles de chavolas. En el hotel, hemos quedado con Yared para matizar algunos flecos del viaje y sobre todo para hacer cuentas. A última hora de la noche iremos al aeropuerto a esperar a nuestra amiga Rosa que llega de Luanda en vuelo de Etiopian y sorprendentemente de nuevo hacen su aparición los fantasmas de los atentados terroristas y solamente por el hecho de entrar a la sala de espera a esperarla, nos hacen descalzar, nos cachean y casi nos perdonan la vida. En la terminal muchas personas esperan a sus familiares que llegan para pasar con ellos la fiesta del Meskal y me llama poderosamente la atención una escena muy entrañable; se trata de un hijo al que espera su padre ya anciano que cuando llega se postra a sus pies agarrándoselos durante un buen rato, para posteriormente levantarse y abrazarle fuertemente con lágrimas en los ojos. De nuevo hacia el hotel para cenar rapidito pues mañana hay que levantarse a las cinco de la mañana para coger el vuelo de las 7.30 que nos llevará a Bahar-dar.

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