lunes, 19 de abril de 2010

Los Karo I

No me cansaré de repetir, que ha sido todo un acierto traer un cocinero en esta parte del viaje y como os dije en mi última entrada, después de visitar el poblado de Omorate, nos encaminamos hacia Turmi para degustar la comida que nuestro gran cocinero Brahano nos ha preparado. Después de la comida, nos subimos de nuevo en el 4 X 4 para encaminarnos hacia el poblado de Kolcho por una pista un poco más complicada y que en su parte final esta jalonada de grandes rascacielos de tierra – termiteros – que a veces superan la altura de los árboles y que le dan al lugar un aspecto fantasmagórico. Cuando llegamos al poblado, todo el mundo corre a nuestro encuentro y nada más bajarme del coche y aproximarme al precipicio que hay junto al río se puede contemplar una de las vistas más impresionantes, con el P.N. de Mago al fondo y el río Omo a mis piés. Los Karo, son una etnia de apenas 1000 individuos, que están muy relacionados con los hamer que cuidan de su ganado y a cambio obtienen sorgo; hace tiempo que los karo han tenido que cambiar su forma de vida, ya que antes vivían del ganado, pero la mosca tsé-tsé ha ido eliminando su cabaña ganadera y han terminado dedicándose a la agricultura –sorgo, maíz, judías, etc – para poder sobrevivir; también complementan su dieta con la apicultura y la pesca. La voracidad de las termitas que hay en su entorno, hace que tengan que reconstruir sus chozas varias veces al año. Pero quizás lo que más poderosamente nos llama la atención nada mas verlos, y donde más expresan el sentido de una estética ornamental-simbólica es en las pinturas de sus rostros y sus cuerpos que van desde finos y elaborados detalles a toscas pero impactantes pinturas; la máxima expresión – como podéis apreciar en la fotografía que acompaña este texto – son las pinturas faciales y pectorales en las que combinan los tonos blancos (yeso), negros (carbón) y amarillo, ocre y rojo (minerales); y si a todo esto le añadimos el kalasnikov que portan al hombro, con la canana a la cintura, hace que de momento impongan un poco de respeto. También las mujeres se hacen unas escarificaciones en el pecho y los brazos para estar más guapas y la manera de llevarlo a cabo, es haciéndose unos cortes con una cuchilla y frotarse con ceniza para que se abulte; el decorar el pelo con arcilla y plumas de avestruz es otro símbolo de hombría y bravura.

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