

Con respecto a sus orígenes, son muchas las teorías que se barajan, pero quizás la más difundida sea la que hace referencia a que podrían ser los descendientes del hijo(Menelik I) que supuestamente tuvo la reina de Saba con el rey Salomón en su viaje a Jerusalem, según da cuenta el “Kebre Negest”. Pero existen otras que afirman que de conversos que siguieron los pasos de la reina que se convirtió al judaísmo; y una tercera que les considera hijos de nativos casados con comerciantes, viajeros o soldados, llegados en diferentes épocas y circunstancias.


En cualquiera de los casos, estos judíos son anteriores al Talmud, y tienen como libro sagrado la Torah que ellos denominan Orit; respecto a sus similitudes con el resto de los judíos, tienen en común las fiestas judías, la circuncisión, las sinagogas, los rituales de limpieza, los preceptos religiosos y alimenticios y se diferencian básicamente, en que no contemplan la figura del rabino, aunque si la del “kahenat” y que celebran alguna otra fiesta que no celebran sus compañeros de religión.

Recuerdo de mi anterior visita a la aldea de Wolleka, que su principal actividad era la agricultura y la ganadería, aunque tanto hombres como mujeres se dedicaban a labores artesanales (hilados, tejidos, cestos, etc) y aún conservo en mi casa unas bonitas figuras de cerámica negra que ellos elaboraban y cocían en unos hornos muy básicos
Si queréis ver una película interesante y sensible sobre el tema, la más que conocida y no por ello menos recomendable Vete y vive ,de Radu Mihaileanu, basada en la Operación Moisés, cuenta la historia de un niño etíope que debe abandonar a su familia biológica para instalarse en Tierra Prometida, pero nunca olvida sus raíces habeshas.
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