Pero creo que antes de meternos de lleno en la celebración, sería conveniente explicar lo que es el Meskal o Fiesta de la Cruz. Aunque el acontecimiento original se produjo el 19 de marzo de 326 d.c, la fiesta se celebra un 26 ó 27 de septiembre, dieciséis días después del Año Nuevo etíope. Dicha festividad conmemora el hallazgo, realizado en el siglo IV en Jerusalén por Santa Elena madre del emperador Constantino. La tradición relata que Santa Elena prendió una hoguera, y pidió a Dios que le mostrara el camino para encontrar la cruz verdadera; el humo le señaló el camino correcto y es por ello que desde entonces se encienden hogueras. Cuando accedemos a la explanada, ya hay cientos de personas y por supuesto las autoridades religiosas que van a presidir la celebración. En el centro, ya esta la “demera” que consiste en la preparación por parte de los fieles de varias estacas atadas, que van arracimando en forma de tienda india y que está rematada por una cruz; es una fiesta tan importante, que todas las personas (hombres, mujeres, niños) acuden con su demera a depositarla en un gran montón, cada vez más grande, y además muchos llevan un traje típico con sombrero y corbata con los colores de la bandera etíope. Se forma un gran corro, en donde por un lado están los sacerdotes que presiden la ceremonia engalanados con sus gorros, trajes, paraguas, sistros , mekuanias y cruces; y por otro los “dabtara” que son grupos de diáconos y monjas que ejecutan los cánticos de pié, bien en circulo o en hileras, al tiempo que acompañan esos cánticos con lentos movimientos ondulantes o ejecutando desplazamientos relativamente ligeros hacia el frente o hacia atrás; al mismo tiempo que entonan cánticos en honor de San Yared, van acompañados con el ritmo de los grandes tambores(kabaros) y van haciendo sonar sus “sistros” mientras golpean el suelo con la “mekuania”. La duración de los cánticos, su repetición y su estructura musical diferente a la occidental, su ritmo, a veces rápido y otras veces demasiado lento hace que sea una ceremonia sorprendente. Durante el transcurso del rito, nos han autorizado a movernos libremente dentro del círculo (cosa que es de agradecer) lo que nos ha permitido hacer todo tipo de fotografías e inclusive grabar un video que colgaré en el blog, pues por mucho que yo intente describir esta ceremonia, nunca se llegará a comprender si no vemos las imágenes y el sonido. Todo acaba al anochecer, cuando la autoridad religiosa prende la demera y la gente comienza a dar vueltas alrededor de la misma, enloqueciendo por momentos, también debido en parte a la ingestión de “tela y harake” (bebidas típicas); a medida que la hoguera se consume, llega el momento en que la cruz que la remata cae al suelo, y de acuerdo como caiga, los mayores pronostican los acontecimientos que sucederán el año recién estrenado. Ha sido una fiesta sumamente interesante y muy excitante, así que una vez finalizada y para no correr demasiados riesgos nos encaminamos al que será nuestro hotel durante dos días. Se llama “Paradise”, está a las afueras de la ciudad, situado en un espectacular lugar divisando los lagos Chamo y Abaya, es nuevo, las habitaciones son grandes y el personal es muy amable. Como es un día importante para ellos, también participamos en la fiesta que celebran todos los empleados del hotel. Magnífica cena en el restaurante y a dormir plácidamente después de un día tan completo.
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