martes, 9 de marzo de 2010

Los alrededores de Arba Minch

Arba Minch que en amariña significa “cuarenta fuentes” está situada a unos 500 kilómetros de Addis, constituye el final de las buenas carreteras( si podemos afirmar que hasta ahora han sido buenas) y el comienzo de las infames pistas de tierra, así como también la última parada, antes de penetrar en el territorio más hostil, pero a la vez más bonito de la zona del Valle del Omo, en donde tendremos la oportunidad de visitar esas tribus que tantas veces hemos visto en los documentales de las televisiones. Es también un lugar ideal para visitar los lagos Chamo, Abaya , el Parque Nacional de Nechisar (hierba blanca en amariña) y por supuesto la zona de Chencha, territorio de los “dorze”, situada en el monte Guge a casi 3000 metros de altitud y a donde nos vamos a desplazar hoy por la mañama; partimos a primera hora para recorrer esos 37 kilómetros que nos separan, por una carretera en continuo ascenso y que a medida que ganamos altura nos ofrece unas magníficas vistas de los lagos; esta etnia ocupa una extensión de unos 30 km. cuadrados y teje una especie de toga llamada “shamma” que se viste en toda Etiopía, pero quizás la característica más reseñable y por lo que el turismo se desplaza aquí, es por ver esas tremendas cabañas de bambú de más de 12 metros de altura y con forma de elefante, rodeadas de otras más pequeñas que hacen de habitaciones o de cocina y que habitan durante 40 años, momento en que las abandonan para construir otras. La estructura interior de la casa, esta compuesta de un recibidor en forma de nariz alargada, con interiores oscuros, unos bancos, el dormitorio, un lugar para los animales, un fogón en el centro y algunos utensilios de cocina colgados de la pared. Después de tragar todo el humo del mundo, nos movemos por la aldea para observar como tejen el algodón, y como preparan el “kolcho” que lo envuelven en las hojas del falso plátano para que fermente durante unos meses; deambulamos por las callejuelas haciendo fotos de sus llamativas casas, cuando nos ven mirar, nos invitan a pasar y recrean la ceremonia del té; en una de ellas está una pareja de jóvenes recién casados con los cuales charlamos y nos reímos un buen rato y todo ello, seguidos por una piara de chavales pidiendo que les demos algo. Hoy también es día de fiesta y las calles rebosan alegría, pues en una fecha tan especial todas las familias se reúnen para celebrarlo; casualmente nuestro guía Tedy, se ha encontrado con la madre de un amigo, con el cual compartió su estancia en Cuba y nos ha invitado a pasar por su casa; se llama Jirma y es un famoso y reputado médico maxilo-facial que trabaja en un hospital de Addis y que ha venido para reunirse con su familia, así que nos vamos hacia su casa para saludarle; nada más llegar a la puerta se arremolinan un montón de chavales que nos siguen hasta una de las habitaciones de la casa; incitados por Tedy, comienzan a cantar y a bailar y nos van contagiando a todos su alegría, lo que hace que por espacio de casi una hora todo el mundo participe de la fiesta, inclusive la madre de Jirma, hay que ver que manera de moverse, con que gracia, y con que ritmo, empleando para hacer música hasta los bidones vacíos del agua; en un momento se ha montado un fiestón de lujo que nos ha hecho disfrutar de unos momentos inolvidables. Después de la tempestad, Jirma nos hace pasar a otra estancia en donde nos ofrece una gran inyera (exquisita) que nada tiene que ver con las que se comen por ahí, que compartimos todos con su madre, su abuela y sus amigos y todo ello regado con té, cerveza casera (tala) y arake (licor). Cuando nos despedimos, en la puerta de la casa nos hacemos unas fotos con toda la familia y regresamos de nuevo hacia el hotel para descansar un rato. En el hotel también hay una actividad frenética de gente, pues casualmente, hoy inaguran el edificio del nuevo comedor que se quemó el año pasado en una boda y está aquí todo Arba Minch ya que hay grupos de música que tocarán hasta la madrugada. Nos sentamos en la terraza, con magníficas vista a los lagos y nos tomamos unas cervezas frías.

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