lunes, 28 de junio de 2010

Los Mursi

Los “mursi” son una tribu africana que habita en la región del Omo central entre las estepas de Jinka y las montañas del Omo Park. Su número es de unos 9000 individuos y se cree, que la población ha decrecido en las últimas décadas debido a los violentos enfrentamientos tanto con los “meen” por el norte, como por los “nyangatom” por el sur, agravada por el uso de armas automáticas. Respecto a su origen, parece que provienen del este de la actual Sudán, donde en otro tiempo habrían formado parte del pueblo surma.
Pero si alguna característica de este pueblo ha hecho que sean conocidos en el mundo entero, no ha sido la constante incertidumbre sobre su futuro, ni el número de muertos que los enfrentamientos con sus pueblos vecinos ocasionan, sino sus hábitos de vestido y su ornamentación corporal, destacando sobremanera esos tremendos platos que las mujeres se insertan en el labio inferior y en el lóbulo de las orejas.
Pueblo dedicado principalmente al pastoreo, el ganado es su tesoro más preciado y en ciertas épocas del año y cuando escasea el cereal su fuente principal de alimentación al hacer una mezcla de leche de vaca y sangre. El cultivo de sorgo, maíz y la apicultura complementan su dieta alimentaria y en épocas de penuria utilizan el ganado como moneda de cambio para conseguir cereal.
En cuanto a su organización social, todos los grupos súrnicos, poseen una estructura descentralizada que regula las uniones conyugales, rigiéndose por un sistema de edad con una estructura política igualitaria, y por ello la máxima autoridad de la comunidad recae en el Consejo formado por los hombres casados y teniendo entre estos una categoría de mayor respeto los de más edad denominados “Jalaba”.
Pero quizás, el rasgo más distintivo de los “mursi”, sean esos grandes platos labiales y que comienza como rito de iniciación, perforando con una pequeña incisión tanto el labio inferior como los lóbulos de las orejas; en esta incisión se inserta un pequeño disco de madera o cerámica que se irá sustituyendo por otros más grandes hasta alcanzar unas proporciones descomunales. En un principio se pensó, que el origen de esta costumbre era provocar la fealdad de las mujeres para librarlas de las caravanas de esclavos, pero esta versión se ha rechazado, al observar que estos platos encierran todo un símbolo y expresión del estatus social de la mujer que los lleva. Los platos los realizan ellas mismas tanto con barro (los más habituales) como con madera y de diferentes formas y tamaños.
En cuanto a los hombres muestran una corpulenta desnudez con pinturas de color blanco y múltiples escarificaciones como muestra de valor, fuerza y agresividad. Una de sus más significativas ceremonias es el “tagine”, que se lleva a cabo después de las cosechas, y cuya realización consiste en duelos entre jóvenes solteros que se enfrentan con largos bastones de madera “donga” y que ponen a prueba su fuerza, valor y destreza y que tendrán como recompensa la admiración de las jóvenes casaderas y el prestigio para la comunidad de donde proceda el joven ganador. El mero hecho de participar en el combate, se gane o no, es motivo de reconocimiento al valor del joven y de que está preparado para el matrimonio.

viernes, 25 de junio de 2010

Jinka. Puerta de entrada al P.N. de Mago

Después de más de un mes sin dar señales de vida en el blog, voy a seguir con tando mi periplo por Etiopía, no sin antes pedir disculpas por este lapsus, pero como todos vosotros sabéis acaba de terminar la Feria del libro de Madrid que se ha celebrado en el Retiro entre el 29 de mayo y el 13 de junio y esto ha supuesto un extra de trabajo que no me ha permitido mantener el blog. Y dicho esto, continuamos el viaje.
Nada más abandonar Key Afar, iniciamos una pendiente, y de repente aparecen dos chavales desnudos, cuyos cuerpos están pintados con dibujos en blanco; nos detenemos para hacerles unas fotos, ir al baño y les reglamos unas botellas de agua, que a ellos les vienen muy bien. Continuamos nuestra ruta disfrutando de unas panorámicas bonitas, aunque de unas carreteras infames, cuando al girar en una curva casi atropellamos a otros tres chavales que subidos en unas artesanales pértigas de madera, se encuentran en medio de la carretera ejecutando ejercicios de acrobacia, nueva parada para inmortalizarlos y me llama poderosamente la atención, el que uno de ellos lleva unos calzoncillos que como se puede observar en la foto, tiene demasiada ventilación. De nuevo al coche y ya sin más paradas llegamos al hotel de la localidad de Jinka, que se encuentra a la entrada de la ciudad; se trata del Jinka Resort que a simple vista tiene una apariencia buena, con unos agradables jardines, pero unas habitaciones bastante deficientes, aunque esto es lo mejor del lugar. Algunas veces, los “faranji” no somos conscientes de las limitaciones de los lugares que visitamos y tenemos que amoldarnos a ciertas situaciones y esto viene a cuento porque en este hotel estuvieron unas horas sin agua – cosa habitual – y yo presencié una discusión en la recepción de una clienta para que la calentaran agua en una cazuela, pues se quería lavar la cabeza, y la cabeza es lo que a veces perdemos los turistas en algunas ocasiones. Después de tomar posesión de nuestras “suites” decidimos dar una vuelta por esta ciudad que es el centro administrativo de la zona sur del Omo y que cuenta con un banco, una gasolinera, una pista de aterrizaje en el centro del pueblo y un mercado semanal muy animado que se celebra los sábados; también es la última población en la que abastecerse de provisiones si queremos adentrarnos en el P.N. de Mago; paseamos tranquilamente por la zona del mercado, observando los puestos con sus productos y algunas cosas que no me gustaron y que quiero explicar; una de ellas es el ver como algunos grupos de hombres mursi se emborrachan y otra y con la que tenéis que tener cuidado, y prestar atención, ya que es habitual que a la salida de los hoteles estén esperando algunos chavales que con la sana intención de entablar conversación con los turistas, os contarán alguna situaciones complicadas, para a continuación pediros ayuda; el relato de estas situaciones podría suceder de la siguiente manera: el chaval te preguntará tu nombre, tu país, si hablas inglés, etc para a continuación contarte que sus padres murieron, que vive con su abuela que está enferma, que no tiene dinero para comprar libros, así que te dice que si se los puedes comprar tú, que el conoce una librería en donde los venden, que valen 100 birr y al final cuando te han convencido te piden 200 birr y van ellos a comprarlos y a veces como yo pude ver te piden el dinero pero casi con violencia; son situaciones difíciles en las que no hay que caer, aunque en algunos casos sean verdad. Ya anochece y es momento de regresar al hotel, para al menos disfrutar de sus jardines y tomar una cervecita fría. Mañana visitaremos un poblado mursi, pero antes me gustaría hablaros un poco de esta etnia.