jueves, 30 de diciembre de 2010

Los cinco "Rahtas"

Panorámica de los cinco Rhatas con mono
Después de haber descansado plácidamente y de un copioso desayuno, nos disponemos a visitar los principales monumentos de este pueblo y aunque todo se puede hacer andando, pues las distancias son pequeñas, Tanga se empeña en que el nos acerca en el coche, así que por no discutir nos subimos al auto y nos dirigimos en primer lugar hacia “Los cinco Rathas”. Después de pasar por taquilla y pagar las 250 rupias que también nos servirá para visitar el Templo de la Orilla, atravesamos la zona de tiendecitas y un descampado en donde hay algunas tumbas y nos damos de frente con la puerta de acceso a este coqueto conjunto de monolitos excavados en trozos únicos de piedra, donde el sol ya pega duro y hay que resguardarse a la sombra de los árboles.

La palabra “rathas” significa “carro” en sánscrito y curiosamente casi todos los templos del sur de India tienen sus carrozas de madera que utilizan en las procesiones. Estos monolitos fueron encargados por el rey Narsimhavarman I como maquetas, fueron nueve, los principales que son cinco se encuentran dentro del mismo recinto y el resto esparcidos por los alrededores. Fueron descubiertas por los ingleses hace 200 años y  están trabajadas con muchos detalles en su parte externa aunque los interiores están sin terminar; curiosamente estos rathas, fueron monumentos y no lugares de adoración ya que carecen de finiales - la decoración central del tejado – lo que según la ley védica significa que no son templos completos y que por lo tanto no pueden albergar la esencia de los dioses. 

Elefante a tamaño real
Deambulamos por el recinto haciendo fotos y de vez en cuando resguardándonos del calor, bebiendo agua y en completa soledad, lo que nos permite disfrutar del lugar plácidamente, pero sin entender realmente lo que estamos viendo, porque estas rathas,  además tienen sus nombres propios lo que también es frecuente en los monumentos indios, y en esta ocasión cada uno de ellos recibe el nombre de los héroes de la epopeya del Mahabharata, los cinco hermanos Pandava : Dharmaraja, Bhima, Arjuna, los gemelos Nakul y Sahdeva y la esposa conjunta Draupadi. Curiosamente al tallar estos templos, la roca sobrante fue convertida en figuras de un león, un toro y un elefante a tamaño natural que representan las monturas de algunos de los dioses.

Ratha Draupadi
La ratha más grande recibe el nombre del mayor de los Pandava , es la piramidal Dharmaraja y representa a un faraón egipcio. Esta construida sobre una base cuadrada y una serie de plantas en disminución con algunos pabellones. Del resto de los templos otros dos también son de base cuadrada, uno rectangular y otro en forma de ábside. En los nichos se pueden apreciar figuras como Shiva, Indra, Vishnú, etc y  las entradas están flanqueadas por figuras de guardianes. Arjuna y Draupadi comparten la misma base y esta última es la única que en cuanto a arquitectura escavada en piedra tiene un tejado que imita a una cabaña de techo de paja. Del resto de rathas, decir que Bhima tiene unos dinteles con rasgos caucásicos y un santuario dedicado a Visnú ; de Nakul y Sahdeva que está dedicado a Indra y que llama poderosamente la atención por el  elefante de tamaño real que está a su lado y porque termina en un ábside algo poco frecuente en este tipo de monumentos. Es evidente que de cada una de estas rathas, podría hacer una descripción detallada, pero creo que con estas pinceladas ya es suficiente, así que vamos a cambiar de tercio y nos vamos a dirigir a visitar la segunda de las maravillas de Mahabalipuram, me estoy refiriendo al Templo de la Orilla.

Además voy a aprovechar, ya que hoy es día 30 de diciembre, para desearos a todos que el año 2011 venga cargado de mucha salud, por supuesto de trabajo y con estas dos premisas que venga más cargado si cabe de muchos viajes, Ya supongo, que para muchos el año 2010 ha sido un año difícil por la situación económica que vive este mundo, pero yo confío y deseo que el que está a punto de comenzar sea cuando menos un poquito más benévolo y agradable para todos los viajeros. Feliz Año 2011.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Mahabalipuram o Mamallapuram

Abandonamos Kanchi cuando ya está anocheciendo, y conducimos – bueno la verdad, quien conduce es Tanga y además es poco aconsejable viajar de noche en la India -, para recalar en Mahabalipuram o Mamallapuram; directamente vamos al hotel Mahabs y después de ver las habitaciones y negociar el precio nos instalamos en la terracita al borde de la piscina para relajarnos, tomar una cerveza y picar algo; el personal del hotel es agradable y el sitio es bonito y muy céntrico. Este pequeño, pero coqueto pueblo situado a orilla del golfo de Bengala atesora multitud monumentos y fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1995. Todos sus tesoros se pueden visitar en un solo día, pero yo os aconsejo, que al menos paséis dos noches y si vais sobrados de tiempo alguna más, pues este pueblecito es tranquilo, tiene playa y sobre todo se respira mucha paz.

Todo el bullicio se concentra en torno a Othavadai Cross St en donde a la caída de la tarde podremos escuchar música sentados en algunos de los múltiples restaurantes degustando un buen biryani, comprar multitud de artículos traídos del Tibet, o libros usados y conectarse a Internet, pues aunque parezca mentira y no haya demasiado turismo nos encontramos en el reino de “mochilistán”. Además durante los meses de diciembre y enero se celebra un festival de danza cuya duración es de cuatro semanas y en donde se ofrecen representaciones de toda la India, actuaciones de marionetas y música clásica, muchas de ellas tienen como telón de fondo el incomparable marco del relieve de Arjuna.

Son muchos los monumentos que podemos visitar en esta ciudad, pero quizás los más representativos son: Los cinco Rathas, el Templo de la orilla, El relieve de Arjuna, y multitud de “mandapas” ubicados en la colina que domina la ciudad. Pero además no puedo dejar de mencionar la denominada “bola de mantequilla” una enorme roca que parece que en cualquier momento va a comenzar a rodar. Pero vayamos por partes, y antes de visitar detenidamente cada una de estas maravillas, vamos a situar en el tiempo a los autores de estos monumentos.

Antes de nada deciros que el nombre de la ciudad recuerda al rey Narasimhavarman de la dinastía de los Palava, al que llamaban “Mamalla” porque era un luchador y la terminación “puram” que significa ciudad. Este pueblo fue un importante puerto de la dinastía Pallava que gobernó entre los siglos V y VIII y quizás debido a esta actividad marítima su estilo de arte y arquitectura tienen un amplio abanico de influencias que van desde el Sur de la India, hasta los templos de Ellora en el Norte. Pero lo que si está claro, es que la tradición de la piedra ha perdurado hasta nuestros días, pues cuando uno camina por las calles todavía podemos escuchar el rítmico sonido de los cinceles sobre el granito. Después de ubicar esta ciudad en el mapa, ha llegado el momento de irse a dormir.

martes, 30 de noviembre de 2010

Devarajaswamy “el señor rey de los dioses”

Después de comer, y antes de ir a visitar este templo, nos pasamos por una de las múltiples factorías en donde fabrican y venden brocados de seda - dicen que los mejores de India, pero nada baratos – para a continuación ir directamente a visitar este enorme templo construido por las tres dinastías de Kanchi: los Palava, los Chola y los Vijainagar. Este templo se erige en un enorme complejo amurallado, al que se accede por unas altas puertas coronadas por enormes gopuras, que en estos momentos se encuentran en restauración y por lo tanto tapadas por grandes andamios de madera. Aquí los zapatos se dejan en la puerta en un montón y para controlarlos lo que hacen es poner un número con tiza en uno de los pares.


Este lugar, encierra algunos misterios y el más famoso se encuentra en el fondo del estanque situado a la izquierda de la entrada y justo al lado de la espectacular sala de columnas; debajo del templete ubicado en el centro del agua, hay una imagen de Visnhú de tres metros hecha en madera; se llama “Athivaradar” y de ahí proviene el nombre de este templo como “el rey que otorga dones”. Este estanque es vaciado cada 40 años (la última vez en el año 1979 y por tanto la próxima será en 2019) y los fieles tienen la oportunidad de adorarla durante 48 días para a continuación ser llenado de nuevo.


Otra de las maravillas de este templo, son las cadenas de piedra que cuelgan en las esquinas del alero de la sala de columnas que vamos a visitar a continuación; esta sala cuenta con excelentes columnas esculpidas con figuras de cazadores y guerreros montados a caballo, pero los autores de las mismas intercalaron (casi como una broma) una figura de Manmath (dios del amor) montado en su cisne y otra de Rati cabalgando en su cisne.En esta sala ( que se encuentra en restauración) se celebra todos los años la fiesta de la boda de Vishnu con Lakshmi. Aunque se encuentra cerrada, no hay que preocuparse si queréis verla, pues nada más acceder al recinto del templo, alguien os abordará diciendo que os la enseña a cambio de una propina.

Además, tenemos la oportunidad de ver la ceremonia que se organiza todas las tardes llamada “Mantrapushpam” y que consiste en sacar una imagen de Vishnú al patio, en unas andas portada por cuatro devotos e instalarla en una salita; después de unos minutos de cánticos se organiza una procesión alrededor del recinto acompañada de trompetas y tambores, para regresar de nuevo a su lugar habitual en el interior del templo. Ya comienza a anochecer y es el momento de irnos hacia Mamallapuram en donde pasaremos las dos próximas noches.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Kailasanatha



Torre del templo de Kailasanatha

Este templo situado en las afueras de la ciudad, y rodeado de unos bonitos jardines, presenta un ambiente muy relajado, debido en parte a los pocos turistas que lo visitan; en mi caso tengo que decir que estábamos completamente solos, pero también es verdad que con motivo de la celebración del festival de Shivratri en febrero o marzo, son miles las personas que acuden. Mi apreciación personal nada más descender del coche, y con una luz estupenda, es que es un templo pequeño – en relación con los otros templos- muy coqueto, llamativo y en donde se respira una paz y tranquilidad absoluta. Antes de entrar en sus entrañas me recreo rodeando su perímetro exterior y haciendo fotografías de su conjunto en donde destaca su torre del “vimana” que se levanta elegante con sus cuatro plantas en forma de pirámide perfecta de estilo completamente dravidiano.


Algunas de las figuras

Este templo, fue mandado construir por el rey de la dinastía Pallava Rajasimha y está consagrado al Dios Shiva; construido totalmente en piedra arenisca, es el más antiguo de Kanchi y además está en su estado original, ya que el resto de los templos fueron alterados por otras dinastías gobernantes. En su interior se aprecian perfectamente todos los elementos habituales del estilo drávida: muralla exterior, sala de columnas, capillas secundarias, torrecilla de entrada, etc.


Interior del templo

Después de dejar los zapatos en la puerta – como es habitual – accedo al interior y con lo primero que nos encontramos es con el sanctasanctórum, un enorme lingam de 8 facetas, sobre una base circular que ocupa casi toda la sala, con un prominente emblema de latón adherido al mismo. Esparcidos por el resto del templo, hay multitud de estatuas de Shiva en diferentes posturas entre ellas la competencia de danza con su pareja. En la muralla que rodea el templo está adornada con 58 santuarios que honran a Shiva y Parvati y a sus hijos Ganesh y Murugam, excepto dos: uno dedicado a Vhisnú y el otro a Brahma. También veo en lo alto de la muralla la escultura en piedra de grandes elefantes.


El nandi del jardín exterior

Si continuamos paseando por el interior seguiremos observando cientos de figuras y representaciones con cientos de posturas y si a uno lo transportan a este lugar con una venda en los ojos y de repente se la quitan, podría pensar en un escenario irreal y mágico por todas las imágenes que le rodean. Todo ello iluminado con la luz del sol, hace de este templo un lugar ideal para el relax tanto físico como mental. En la parte este del jardín exterior podemos ver un bonito ejemplar del toro Nandi – transporte de Shiva – sentado sobre una plataforma. A la salida oímos música de trompeta, se trata de un grupo de gente que transporta la urna de una cremación. Desde aquí nos vamos a comer al restaurante del hotel Regency en donde podéis comer de bufe por 400 rupias – picantito – o a la carta ¿por fin un día sin picante? y con cerveza fría. Después de comer visitaremos el templo de Devarajaswamy “el señor rey de los dioses”, antes de viajar a Mamallapuram en donde nos alojaremos en el hotel Mahabs – céntrico y con piscina -.

viernes, 19 de noviembre de 2010

La leyenda de Ekambareshvara.

   

Al fondo el árbol de mango
Pero antes de visitar este templo, no quiero dejaros con la intriga de la leyenda de donde le viene el nombre de “el señor del árbol del mango” al templo de Ekambareshvara: Cuentan, que en cierta ocasión la diosa Parvati estaba de muy buen humor, pero no así su esposo Shiva y para provocarle, se acercó de puntillas por detrás y le tapó los ojos con sus manos; lo que ella ignoraba, era que al cerrarse los ojos del gran dios iba a desaparecer la luz en el mundo y que la oscuridad resultante iba a causar el pánico en todas las partes; con suma preocupación, Shiva se desprendió de sus manos bruscamente y tan enfurecido se puso por su comportamiento que al momento la expulsó de su palacio y la condenó a vivir en la selva cercana a Kanchi.

Arrepentida por este suceso, Parvati aceptó la orden y comenzó a hacer penitencia con la firme intención de conseguir su perdón; para ello hizo un “lingam de tierra” como una representación de su esposo, y comenzó a adorarlo meditando bajo un árbol de mango.
Con el tiempo, Shiva deseaba perdonarla pero no sin antes obligarla a pasar un duro examen, y para ello hizo surgir una fuerte tormenta en la zona, por lo que el río cercano se desbordó y la fuerza de la riada se llevaba todo lo que encontraba a su paso; Parvati, despreocupándose de su seguridad personal, se agarró con fuerza al “lingam de tierra” para que la corriente no lo dañara; conmovido por la reacción de Parvati, se desplazó al lugar y el reencuentro fue de una gran alegría para ambos. Este es el “lingam” que actualmente se encuentra en el corazón del templo.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Ekambareshvara."El señor de un árbol de mango"


Vista del gopuran
 En la anterior entrada, nos quedamos a las puertas del templo de Ekambareshvara y ahora vamos a atravesar el pasadizo, bajo el impresionante gopuram con cientos de figuras de color marfil, en donde una fila de personas mayores piden limosna; accedemos a un primer patio, con algunas tiendas, y nos extraña que todavía nadie nos haya dicho que nos quitemos los zapatos, pero si antes lo decimos, al acceder a una segunda puerta el vigilante nos dice que desde este punto hay que ir descalzo, aunque puedes llevar calcetines; el suelo es de tierra hasta llegar al templo, y hay un gran movimiento de familias que se dirigen a visitar el ligam instalado en el altar mayor y al que solamente pueden acceder los hinduistas; en un momento estamos en la gran sala de columnas, al principio abierta, con un gran estanque a la derecha lleno de pequeños peces y un espacio a la izquierda en donde dan de comer a la gente pobre.


Uno de los altares
  Una vez en el interior del templo, intentamos colarnos entre las personas que acceden al “lingam” de tierra que Parvati preparó y que está instalado en el altar mayor, pero los vigilantes están atentos y con respeto nos indican que continuemos nuestra visita por el resto de las instalaciones; existen otros altares dedicados al dios Vishnú y en una sala se exhiben las imágenes de Shiva y Parvati que se utilizan en las procesiones; en un costado del altar se encuentran las figuras negras, cubiertas con una tela blanca llamadas  “Nayanmar” antiguos poetas religiosos, y en otro lugar otra fila de los mismos santos, en bronce y cubiertos de telas amarillas y naranjas. Una curiosidad sobre este lingam, es que en la rutina habitual no lo bañan con agua como a los demás, sino con aceite para que no se dañe.


La hora de la "puja"
 En nuestro deambular por los pasillos, con escasa luz, somos invitados a entrar en algún altar, para a la salida solicitar alguna propinilla. El lugar es tranquilo y sin ruido, aunque cada cierto tiempo se escucha la música de la trompeta y el tambor cuando tiene lugar alguna de las seis “pujas” que se celebran todos los días. Justo detrás del lugar sagrado, hay un patio abierto, rodeado de columnas en donde descansan algunos sacerdotes sentados en sus camastros, con una gopura ricamente tallada a la que se puede subir, y un venerado mango - no es el original, pues este que según el cartel tenía 3500 años se secó en 2004 - bajo el que meditaba Parvati y de cuyas ramas se veían colgadas cunitas de juguete ofrecidas por parejas que pedían hijos.


Degustando la comida
 
Cuando salimos al exterior, vemos a la gente sentada en el suelo comiendo arroz sobre una hoja de banana y a mucha gente que se arremolina alrededor nuestro con la intención de hacerse fotos y charlar. También  aprovecho para deciros que Kanchi el la ciudad donde se producen los mejores brocados de seda y es una buena ocasión si queréis comprar un sari, pues hay multitud de factorías, aunque por lo visto creo que los precios después de mucho regateo no son nada baratos. El calor es sofocante, pero antes de ir a comer vamos a visitar otro de los templos – para mí el más bonito – de Kanchi; me estoy refiriendo al de Kailasanatha consagrado a Shiva.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Kanchipuram

Después de la decepción tras la visita del templo de Venkateshvara en la colina de Tirumala, partimos por la mañana en dirección a Kanchipuram con la sana intención de levantar el ánimo; los trayectos en coche en la India, son siempre animados y sorprendentes, al mismo tiempo que largos, pues atravesamos por muchos pueblitos con una actividad comercial intensa, lo que supone ver mucha gente por las calles y un tráfico endemoniado.


Templo de Ekambareshvara
 Después de tres horas de viaje llegamos al mediodía a “Kanchi” una de las cinco ciudades que representan los cinco elementos en la mitología hindú: viento, agua, fuego, tierra y espacio, y además una de las siete ciudades sagradas de la India. Si tuviéramos que elegir una ciudad para ver la gama de la arquitectura religiosa de India del Sur, sin lugar a dudas sería esta y cuenta con la particularidad de que al contrario que en el resto de las ciudades que son territorio de Shiva o de Vishnú, Kanchi es la única que es sagrada para ambos. En esta ciudad se llegaron a construir más de mil templos y en la actualidad existen 108 del shivaísmo y 18 vishnuítas; y por añadir alguna otra curiosidad decir que también existen dos templos dedicados al jainismo.



Posando para la foto
 Nada mas llegar a la ciudad, nos dirigimos al templo de “Ekambareshvara”, uno de los más grandes de la ciudad con casi 12 Ha de extensión, dedicado a Shiva, y que se distingue con claridad por sus colosales gopuras de más de 60 metros de altitud. Nada más descender del coche delante de la puerta principal y como somos los únicos turistas, un grupo de vendedores nos rodea con el firme propósito de vendernos unas chanclas de piel bastante feas, ante nuestras pocas ganas de comprar desisten por el momento y se alejan, aunque a la salida volverán a la carga de nuevo; pero antes de entrar al interior del templo para visitarlo os hablaré brevemente de la historia de esta ciudad.

Transporte habitual

Kanchi, fue la capital de varias dinastías entre ellas los Chola – siglo II a.C. – y los Pallava entre los siglos IV y IX d.C. Kanchi, se llamaba “la ciudad dorada” y cuentan que cuando la saquearon los invasores musulmanes durante el siglo XV, había tal cantidad de oro y piedras preciosas que para llevárselas dejaron todo lo demás sin tocar. Además durante el siglo VI a.C. era lo suficientemente importante como para que fuera visitada por el mismo Buda.



Templo de Kailashnatha

Además del templo Ekambareshvara antes mencionado y debido a su arquitectura tan variada es muy recomendable visitar, el de Kailashnatha , Devarajaswani (dedicado a Visnú) y Kamakshi Amman; y si disponemos de una jornada completa e inclusive queremos hacer noche no estaría mal acercarse a Vaikunta Perunal , un templo de mas de 1200 años de antigüedad en donde destacan unos claustros con pilares de leones. También es importante tener muy en cuenta los horarios de visita, ya que algunos templos cierran entre las 12.30 y las 4 de la tarde. Lo más habitual es llegar en avión a Chennai y en función de la hora, o bien ir directamente a Kanchi, visitarlo y continuar a Mamallapuram, o con base en esta ciudad hacer una excursión de 1 día. En cualquiera de los casos hay que visitar las dos ciudades y el orden de visita no va a alterar el resultado.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Decepcionante Tirumala II

 

Colina de Tirumala

Desde Tirupati, hay que desplazarse a Tirumala situada a 22 kilómetros de distancia en una bonita colina a 1000 metros de altitud; pero previamente hay que llegar hasta Alipiri, en donde se encuentra la barrera de entrada y también el lugar en donde hay que bajar del coche para ser cacheado por la policía y pasar por el scaner bolsos y mochilas; una vez franqueado el control, existen dos posibilidades de llegar a lo alto de la colina: la menos fatigosa, sencilla y rápida es en un vehículo y para ello en la actualidad existen dos carreteras, una de subida y otra de bajada, pues hasta hace poco tiempo solamente había una y esto ocasionaba multitud de accidentes de tráfico.


Acceso a la colina de Tirumala

Esta vía de acceso, pasa por una zona boscosa con flores de buganvilla, con muchos miradores y algunos letreros que nos recuerdan que está prohibido beber, fumar y escupir en esta zona; la segunda opción es subir a pié o en su defecto andando y la mayoría de los fieles la ; dicen las guías, que probablemente sea el mejor sendero de la India, pero para llegar arriba, hay que caminar durante 15 kilómetros, salvar unos 3550 escalones con continuas subidas y bajadas, pero eso sí, la organización del TTD que cuenta con unas 12000 personas para gestionar todo este negocio, ha habilitado sitios para descansar, servicios sanitarios, lugares para comer y beber, sendero iluminado, mucha sombra, y además te suben las mochilas, todo un detalle con los esforzados peregrinos.

Familias descansando

Lógicamente, y como yo no soy peregrino, he accedido en coche y cuando llego arriba, me encuentro con un ambiente de feria de Abril; me explicaré: gente que va y viene, familias enteras sentadas por todas las partes, multitud de puestos callejeros que venden gorras y lo que llaman pan caliente con retratos enmarcados del dios Venkateshvara con luces intermitentes de colores. Si os pregunto ¿Cuál es el lugar religioso que atrae más cantidad de peregrinos en el mundo? No es ni la Meca, ni Jerusalem, ni el Vaticano, sino este templo dedicado al dios Vhisnu que llega a recibir entre 40 y 100.000 personas por día. 


Pasillos enrejados

Dentro de este gran recinto de Tirumala todo es un gran negocio; si partimos de la premisa que este Dios tiene la capacidad de conceder cualquier deseo que se formule ante su estatua, podéis imaginar la gran cantidad de gente que espera durante muchas horas, por unos pasillos enrejados, en donde los peregrinos esperan durante horas – en ocasiones más de 10 – hasta llegar al “darsham”- la imagen de piedra negra cargada de joyas y sedas - y allí donar dinero, oro, joyas, relojes, etc, mientras el sacerdote les entrega el “prasadam” la comunión en forma de deliciosos ládus hechos de harina de garbanzos; el mero hecho de haber estado unos segundos frente al dios, les ha quitado de encima la carga de pecados y recargado las energías.

En la barbería

Como aquí todo el tema radica en ganar pasta - los periódicos publican a veces estadísticas del dinero recibido en un día, y por ejemplo el record está en 30 millones de rupias recibidas el 3 de septiembre del 2007 - otro de los métodos utilizados es donar sus cabellos a la deidad - para renunciar al ego - y para ellos en uno de los pabellones hay cientos de barberos que previo pago de 10 rupias rasuran las cabezas - de hombres, mujeres y niños - sin piedad; y por si esto no es suficiente, los cabellos recogidos en unas grandes urnas son vendidos para hacer pelucas; para que os hagáis una idea se suelen recoger al año unas 200 toneladas que generan unos ingresos de unos 20 millones de dólares; y para rematar la faena de este negocio la organización no se ha quedado fuera de las nuevas tecnologías y para ello ha habilitado un sistema llamado e-hundi para enviar las ofrendas por Internet; en fin y nunca mejor dicho “que Dios nos pille confesados”.

Vista del templo de Venkateshvara

Después de dar vueltas y más vueltas por el recinto - eso sí, descalzos - fotografiando lo que podemos, damos por concluida nuestra visita y regresamos a nuestro hotel en Tirupati, pero para colofón final y cuando abandonamos la colina atravesamos bajo un arco repleto de luces de colores que se asemeja más a la inauguración del arco de entrada en la feria de Abril en Sevilla, que a un recinto sagrado. Como ya os anticipé en mi comentario inicial, para mí ha sido una decepción la visita a este lugar y os recomiendo que si no disponéis de días suficientes, evitar este lugar, salvo que vayáis en busca del “karma”.

martes, 2 de noviembre de 2010

Decepcionante Tirumala I

Antes de ubicaros y contaros la historia de este lugar, quiero decir que quizás para mí esta haya sido la gran decepción del viaje y ya veréis el motivo, pero vayamos por partes. La salida de Chennai nos cuesta bastante tiempo, pues al caótico tráfico, hay que añadir que están de obras y esto a pesar de que Tanga va callejeando para evitar algunos puntos conflictivos; en uno de los callejones y por pura casualidad nos encontramos con su mujer y su hija ¡anda que no es grande la ciudad¡ que se dirigen al colegio a llevar la comida a su otra hija, nos las presenta, y después de saludarlas durante unos instantes, continuamos nuestro viaje; abandonamos la infernal Chennai y en pocos kilómetros el panorama cambia radicalmente, y nos encontramos con un campo completamente verde, salpicada por grandes montañas de piedra y comenzamos a tomar conciencia de lo que nos espera durante los próximos veinte días, pues la forma de conducir de los indios es apurar al máximo los adelantamientos, ir siempre al límite y tocar el claxon permanentemente; los primeros kilómetros son un poco estresantes, y vamos un poco tensos, pues observamos que en cualquier momento nos la vamos a pegar, pero después nos tranquilizamos al ver la pericia de nuestro “driver”. La vida rural aparece rápidamente y no tardamos demasiado en hacer la primera parada, pues observamos al borde de la carretera a un gran número de mujeres que trabajan en una plantación de arroz; desenfundamos nuestras cámaras, descendemos del coche y disparamos sin piedad a todo lo que se mueve dentro del arrozal; después de unos veinte minutos y cuando de las máquinas ya sale humo, decidimos continuar, pues es nuestra intención llegar hoy a Tirupati para visitar el templo de “Venkateshvara” dedicado a Vishnu. Antes de llegar tenemos que pasar por el puesto de control para pagar el canon de entrada al estado de Andhra Pradesh y continuar a Tirupati a buscar hotel. Hoy la gestión del alojamiento ha sido rápida pues nos hemos quedado en el primero que nos ha llevado Tanga, a pesar de que la recepción se encontraba en obras; se trata del hotel Bliss (www.blisstirupati.com) un tres estrellas con hab/dobles por 1800 rupias con desayuno que no está mal. Decidimos comer rápidamente un bocata en el restaurante y listos para subir a la colina. Os comento que casi toda la infraestructura para visitar la colina de Tirumala se encuentra en esta localidad y es importante que tengáis en cuenta hacer una reserva si es fin de semana o si coincide con alguna celebración, pues se cuentan por miles los fieles que acuden en peregrinación a este lugar.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Impactante Chennai

El primer impacto de nuestra llegada a Chennai, es el calor sofocante y la gran cantidad de gente que ya a esas horas hay en la calle, pues no les dejan entrar al recinto del aeropuerto; con la incertidumbre de saber si nos estarán esperando, rápidamente vemos un cartel de la empresa Moksha y nos dirigimos con nuestro equipaje hasta el lugar en donde nos espera Rajesh; la bienvenida se produce al estilo indio, y no es otra que poniéndonos un collar de flores en nuestro cuello y pronunciando la frase ¡ namasté ¡. Después de las presentaciones, y en el mismo aparcamiento, desplegamos nuestro mapa y planificamos nuestra primera parte del recorrido que en doce días nos llevará hasta Cochín; el precio fijado por estos doce primeros días será diferente al resto, si decidimos continuar con el coche, pero para esto nos quedan todavía doce días; además Rajesh no quiere que le paguemos nada y quedamos en vernos en unos días en Mamallapuram. Como aún son las cuatro de la mañana y hemos quedado con nuestra amiga - que viaja desde Luanda – a las ocho de la mañana en el hotel Regent, Rajesth nos propone visitar el Mercado de Flores y verduras, la gran playa de Chennay y la catedral de Santo Tomás, antes de recoger a Rosa e ir a desayunar a la terracita del hotel Saravana Vhavan - muy animada por familias de aquí - y en donde tenemos nuestro primer contacto con la gastronomía india. El recorrido hasta el mercado es rápido - pues a estas horas de la mañana no hay muchos tráfico, cosa que cambiará radicalmente unas horas más tarde, como tendremos oportunidad de comprobar – y la actividad dentro del mercado es frenética, pues las flores están presentes en todas las facetas en la vida cotidiana de los indios y a este mercado acuden los minoristas para comprar mas barato y vender en los cientos de puestos callejeros que existen; me llama poderosamente la atención el gran colorido de las muchas especies de flores que iluminan con luces para resaltar su colorido, y la amabilidad de la gente que no sólo no se molesta porque hagamos fotos, sino que nos incitan y posan para que nos hagamos fotos con ellos, además, como podéis imaginar a estas horas de la mañana solamente hay cuatro blancos pululando por el mercado y esto para ellos es toda una novedad. Después nos acercamos a la playa de la Marina – que guarda un triste recuerdo del tsunami del año 2004 en donde el mar se tragó a más de 200 personas -, en donde podemos observar: a mucha gente haciendo yoga, otros paseando, algunos durmiendo en la arena, al fondo una gran cantidad de barcos y redes de pesca y otro grupo ayuda a sacar del agua una barca que acaba de llegar a la playa; aunque estamos bastante cansados -pues prácticamente llevamos 24 horas sin dormir – intentamos relajarnos y disfrutar de estas primeras horas en la India; después hacemos una visita rápida a la basílica de Santo Tomás construida por los portugueses en 1504 y reconstruida en 1893, y en donde se cree que se encuentran los restos del apóstol, cuando supuestamente llegó al sur de la India a mediados del siglo I d.C.. Existen algunos templos hindúes de cierto interés pero como nosotros visitaremos los cinco más importantes de la religión hindú en nuestro recorrido por Tamil Nadú, decidimos dar por concluida nuestra rápida visita a Chennai y trasladarnos directamente a Tirupati, situada hacia el Norte a 130 km de distancia y unas 4 horas en coche.

martes, 26 de octubre de 2010

Volando a Chennai

Este viaje surgió de una manera muy rápida, y lo que en un principio iba a ser un viaje para dos personas, al final se tradujo en un viaje para cinco que ¡ oh casualidad ! éramos el mismo grupo que viajamos a Etiopía el año pasado. Una vez fijadas las fechas del viaje y como de los cinco componentes, tres estábamos en Madrid, uno en Zaragoza y otro en Angola, solamente nos quedaba coordinar los días de vuelo y quedar en un hotel de Chennai (punto de inicio del viaje) en una fecha y hora determinada. Dos días antes de la partida, habíamos contactado con una agencia y quedamos en el aeropuerto a la llegada de nuestro vuelo, para fijar la ruta del viaje y cerrar el trato. Evidentemente, esto puede generar en algunas personas cierta incertidumbre, pero en nuestro caso es una manera bastante habitual de gestionar los viajes. Salimos de la T1 del aeropuerto de Madrid el día 17 de septiembre con la compañía Qatar Airways, llegando a Doha a las 19.10 -hora local- para hacer el enlace a las 20.45 y aterrizar en Chennai a las 3.45 del día 18; al llegar a Doha tened en cuenta que hay que pasar el control de policía y si concurren varios vuelos a la vez y tenéis que enlazar con otro vuelo, os sugiero que vayáis rápido pues se forman tremendas colas y como nos contaron unos españoles que trabajaban en Arabia Saudí, no es la primera vez que se han quedado en tierra. Una vez pasado el control , que por cierto, es bastante ágil te das de frente con todas las tiendas, nada baratas , y allí volvemos a coincidir de nuevo con los españoles y aprovechamos para charlar de la situación de la mano de obra india que trabaja en la construcción en Arabia, y en el resto de países del golfo Pérsico; parece mentira que en el siglo XXI se den situaciones de seres humanos que trabajan en pleno desierto, soportando temperaturas de hasta 50 grados, que viven en barracones hacinados como si fueran animales durante muchos meses, y con unos sueldos de miseria; aún así esto les permite enviar a sus familias algún dinero. Por cierto, cuando entramos en el estado de Kerala, una de las primeras cosas que me llamaron atención, fue las buenas construcciones que se veían, a lo que Thanga me contestó: es fruto del dinero que traen los trabajadores indios que trabajan en la zona del Golfo Pérsico.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Apuntes viajeros

Antes de comenzar a trazar la ruta de mi viaje, me gustaría ayudaros a solucionar todas esas pequeñas cosas que vamos a necesitar tanto antes de iniciar el viaje, como cuando ya hayamos aterrizado en el aeropuerto correspondiente, y estas son algunas de las que se me ocurren:

-Para viajar a la India se necesita el pasaporte en vigor y con al menos una vigencia de seis meses de caducidad.

-Hay que solicitar un visado de entrada, para lo cual se necesita: rellenar un impreso con tus datos, tres fotografías y 61 euros. De esta gestión se encarga la empresa Arke BLS Center, sita en la C/ Cardenal Marcelo Spínola 4 -1ºA. Madrid. Tel. 91/7682089. Email: arke@indiavisados.com. Suele tardar una semana.

-Llevar fotocopias de pasaporte, visado, tarjetas y demás documentos no es ninguna tontería.

-Hay muchas compañías aéreas que viajan a India del Sur con entradas o salidas por Mumbay y Chennai. Hay buenas ofertas con Qatar Airways con escala en Doha, dependiendo de las fechas.

-La diferencia horaria con España es de tres horas y media más en verano y 4 y media en invierno.

-La moneda oficial es la Rupia, y la equivalencia es de 1 Euro = 60 rupias.

-Se pueden pagar los hoteles con Visa y existen muchos cajeros automáticos.

-En cuanto al idioma, es habitual que los indios hablen inglés, aunque dependiendo del estado la lengua es diferente. En el Sur hablan más de veinte lenguas. En Tamil Nadu se habla tamil, en Kerala el malayalam y en Karnakata el kannada.

-La India es un país muy fácil para moverse: tren, autobús, taxi, moto o rickshaw, pero la conducción es muy complicada y con mucho riesgo; yo aconsejo el alquiler de un coche con conductor si queremos movernos por nuestra cuenta, pues además no es nada caro, o bien recurrir al transporte público que es otra manera de conocer el país.

-En cuanto al alojamiento, existen todas las posibilidades, desde lo más económico a lo más caro. Yo me he movido en un baremo de precios entre las 1500 rupias (25E) y las 3500 (60E). En Chennai y Bombay los precios son más caros. A los precios siempre hay que sumar el 12% de tasas y en temporada baja se pueden negociar.

-A los ciudadanos españoles no se les exige ningún tipo de certificado de vacunación.

-A la India hay que viajar ligeros de equipaje. Se puede comprar ropa muy barata en cualquier mercadillo.

-Llevar una gorra, gafas de sol, crema solar, repelente y bañador.

-Los enchufes y la corriente son igual que en España.

-En todos los templos de Tamil Nadú es obligatorio entrar descalzo(o con unos calcetines) y con pantalones largos, salvo en el templo Meenakshi de Madurai que no permiten ni calcetines.

-Existen muchas conexiones en avión entre ciudades y los vuelos no son caros. Por ejemplo un vuelo de Bangalore a Bombay vale 4100 rupias (unos 70E).

-La mejor época para viajar es de finales de octubre a febrero, cuando ha terminado la temporada de los monzones. Yo he viajado a mediados de septiembre y me ha llovido tres tardes.

-En cuanto a las comidas, para los amantes del picante será una delicia y para los no amantes una tortura.

-El mejor calzado en Tamil Nadu son unas chanclas. Si queréis caminar por los montes Nilgiri llevad unas buenas botas.

-Un botiquín con lo más esencial es necesario, pero además en esta ocasión podéis cargar la mano con más unidades de algún buen protector para el estómago.

-Un buen seguro de viaje tampoco os vendrá mal, por si las moscas.

-Tened en cuenta que en Tamil Nadú, la mayoría de restaurantes son cien por cien vegetarianos. Es difícil encontrar algún lugar para comer carne.

-El acceso a Internet es fácil y además muy barato. Una hora 30 rupias.

-El teléfono móvil con tarjeta India también es muy barato y allí todo el mundo lo utiliza.

-En lo referente a las compras, prácticamente todos los productos de la India se pueden encontrar en nuestro país, pero si visitáis Kanchipuram es el mejor lugar para comprar sedas. En la zona de Munar se venden los mejores tés (1/2 kilo 45 rupias).

-Las distancias por carretera en la India no se miden por kilómetros, sino por horas.

-Si queréis viajar en el tren en miniatura que parte de Mettupalayam todos los días, y que llega a Ooty, reservad los billetes con muchos días de antelación, pues solamente hay 16 plazas en primera y se terminan rápidamente.

-Si visitáis Fort Cochín no dejéis de asistir a una representación del “Katakali”

-En lo referente a guías, mapas, literatura, etc, podéis entrar en nuestra página www.deviaje.com y pinchar en librería en donde encontraréis todo lo publicado sobre este país. Yo os recomiendo que leáis: La India por Dentro de Alvaro Enterría; Pollo a la Mantequilla de Panjak Mishra; El Vagón de las Mujeres de Anita Nair o Un Perfecto Equilibrio de Rohinton Mistry, pero también podemos leer a Naipaul, P. Lotti, Tagore o Kipling.

-Mumbay imprescindible: visitar la estación ferroviaria de Chhatrapati Shivaji, pasear por el Crawford Market, hacerse una foto en la puerta de la India, acercarse al barrio de chavolas de Dharavi, entrar en la David Sassónn Library ,tomar una cerveza de grifo en el café Mondegar y relajarse al final de la noche en los sillones del hotel Taj Majal; acercarse a visitar las cuevas de la isla Elefanta puede ser otra alternativa, aunque a mí personalmente me desilusionó un poco( el ferry cuesta 130 rupias y la entrada 250).

-Tanto en el aeropuerto de Chennai, como en el de Bombay existe un servicio de taxis con el sistema prepago para desplazaros al hotel. Para que os hagáis una idea un taxi desde el aeropuerto de Bombay (que esta a 30 km) al céntrico barrio de Colaba cuesta 450 rupias con a/a.

-Por último si queréis contactar con una empresa seria en la India para alquilar un coche o hacer un circuito a medida este es el E.mail info@mokshatours.com y la persona de contacto es Rajesh.