viernes, 17 de septiembre de 2010

Me voyyyyyyyyyyyyyyy.... a la India


Cuando leáis esta entrada, yo estaré a diez mil metros de altura, en un avión de Qatar, rumbo al continente asiático. Esta vez el destino elegido es el Sur de la India y es mi intención viajar durante casi un mes por los estados de Tamil Nadu, Karnataka y Kerala.

 Por el momento, solamente dispongo de un billete de avión con llegada a Madrás y regreso desde Bombay y un itinerario de viaje totalmente abierto, lo que me permite moverme de manera libre e improvisar cada día en función del interés del lugar o de la posibilidad de acudir alguna festividad o celebración interesante que surja de manera imprevista; tanto es así, que antes de salir de Madrid ya he cambiado el planning, pues no tenía previsto visitar los templos de Tirupati y ahora si lo haré.

Después bajaré por la costa hasta Mamallapuram, Kanchipuran, Tirivanamalai, Pondicherry, Kumbakonam, Thanvajur, Tiruchipali y Madurai que es la parte monumental del viaje; A partir de aquí, creo que iré hacia Kollan y empezaré a subir hacia la región de los Backwaters en el estado de Kerala, para terminar en Cochín; después la zona de Munar, el tren que sube hasta Ooty y posiblemente Mysore. Desde esta ciudad y en función de los días consumidos cabe la posibilidad de visitar los templos de Halebib, Belur y Hassan; subir hacia Hampi, o volar desde algún lugar hasta Aurangabad para ver las ciudades Patrimonio de la Humanidad de Allanta y Ellora.

Hasta aquí es la parte teórica, pues la práctica la irá fijando el día a día. En cualquiera de los casos prometo contar a mi regreso – hacia mediados de octubre – todos los pormenores de este interesante viaje, pero por si acaso, podéis estar atentos todos los miércoles a partir de las siete de la tarde en el 100.7 de FM y escuchar la Gran Manzana donde es posible que pueda daros señales de mi paradero.
Hasta pronto.

Adiós Etiopía

Este último día en Addis nos lo vamos a tomar de relax y de compras. Sin madrugar demasiado y después del desayuno, nos encaminamos a la colina de Entoto situada a 3350 metros de altura y el lugar en donde el emperador Menelik construyó la primera capital antes de que se trasladara al lugar actual en el siglo XX.


Cuando comenzamos a ascender, es todo un espectáculo ver a cientos de atletas bajando de la montaña después del entrenamiento. En lo alto de la meseta, además de disfrutar de las vistas de la ciudad que son impresionantes,os aconsejo que visitéis el museo que se encuentra dentro del recinto de la iglesia de Entoto Mariam – en donde fue coronado Menelik II en 1882 - que está dedicado al emperador y a su esposa Taytu y en donde existe una muestra de objetos interesantes que incluyen trajes, joyas, armas, regalos ofrecidos al emperador por mandatarios extranjeros, y el tambor que anunció la marcha de Adwa para defender el país de la invasión italiana; también me llamó la atención la foto de la inauguración de la iglesia en donde se mataron 5395 vacas. También se puede visitar el recinto en donde se encuentra el primer palacio del emperador Menelik.

Descendemos de nuevo a la capital, para dirigirnos al “merkato” que quizás sea el mercado más grande del continente africano con una extensión de 114 Ha; aquí podemos encontrar de todo: vendedores ambulantes, mujeres, niños, familias enteras, mendigos, barberos, perros callejeros, artesanos, escribanos, etc . Es el lugar ideal para hacer las compras de última hora, y podéis encontrar de todo, pero yo os diría que si os gustan los objetos de plata – pendientes, anillos,pulseras, etc- aprovechéis la ocasión pues tienen unos diseños muy originales y los precios son tirados; ah, y una advertencia si visitáis este mercado, llevad la vista repartida, pues en donde hay aglomeraciones existe la posibilidad de que te roben. De regreso hemos parado a tomar un café en el “Tamaca” un típico lugar en donde además de tomar un excelente café, también se pueden comprar infinidad de variedades. Aprovechamos el resto de la tarde para comer en el “The Corner” y pasear por la Av. Churchil visitando tiendas y dejando pasar el tiempo, hasta que anochece y regresamos al hotel con el tiempo suficiente para recoger nuestras maletas y dirigirnos al aeropuerto.


Como reflexión final, quiero decir a los que habéis seguido este largo viaje – que ha durado una año -, que hayáis disfrutado tanto como yo con este magnífico país y en lo que a mi respecta, decir, que si antes de este, mi segundo viaje a Etiopía ya estaba enamorado del mismo, esta visita a aumentado mis deseos de regresar lo antes posible y poder conocer nuevas rutas y nuevas etnias, además de disfrutar de la compañía de mis amigos. Y animaros a todos los que os gusta viajar, a ir lo antes posible, pues creo que queda poco tiempo para poder conocer de cerca una cultura única en el mundo.

jueves, 16 de septiembre de 2010

Dire Dawa. El gran mercado del "Chat"

El viaje toca a su fin, pero aún tenemos tiempo para disfrutar de las últimas horas en Harar, y hoy después del desayuno hemos decidido acercarnos al pueblo de Babile, situado a unos 30 km y de paso visitar el Valle de las Maravillas. Babile es conocida por sus fuentes de aguas termales, aunque nuestra intención era ver el mercado de camellos, pero parece ser que hoy no es el día; paseamos por su mercado y disfrutamos haciendo fotos y hablando con los niños; después nos acercamos al valle de las Maravillas – bautizado así por los italianos – en donde se pueden contemplar unas sorprendentes formaciones rocosas – similares a nuestra Pedriza – que hacen equilibrio unas sobre otras y parece que en cualquier momento van a caer. Regresamos de nuevo a Harar, con tiempo para poder pasear de nuevo por sus calles, con la gran fortuna de haber sido invitados a la celebración de una boda musulmana; en el patio reina un gran ambiente – las mujeres a un lado y los hombres al otro – y cuando la comitiva sale a buscar a la novia las mujeres gritan de alegría.

Regresamos al hotel para recoger las maletas y trasladarnos a Dire Dawa, una ciudad moderna fundada en 1902 con el nombre de Addis Harar – Nueva Harar; quizás lo más interesante de esta ciudad sea su estación de ferrocarril, el palacio de Haile Selassie I, y para mí sin lugar a dudas su gran mercado del “Chat” en donde cada día se venden toneladas de esta droga; yo recomiendo la visita pero con mucho cuidado, ya que el ambiente es un poco tenso y más cuando ven a un faranji, y siempre contratando a alguien que os pueda escoltar.

Antes de ir al aeropuerto, paramos a comer en el hotel Samrat ,un cuatro estrellas de lujo, nuevo que dispone de suites por 50 euros; es una alternativa para visitar Harar teniendo como base este buen hotel; comemos divinamente pescado en sus diferentes variantes y grandes cervezas de barril (½ litro 8 birr), y nos vamos al aeropuerto en donde nos despedimos de nuestro conductor Wondosen. Pasados los controles exhaustivos de policía, facturamos y esperamos a la salida de nuestro vuelo; hoy el problema ha sido que en mi mochila llevo unos paquetes de pilas y tienen que comprobar de que se trata; yo me pongo un poco nervioso de tanta pantomima y grito: joder, pero¿ no estáis viendo que son pilas?; cuando entramos en la sala de embarque otra curiosidad es que hay que pasar en completo orden, uno detrás de otro y ¡ojo! no vale adelantar, a lo que una señora francesa que lleva trabajando aquí seis semanas, dirigiéndose a mi me dice “no han avanzado nada desde que encontraron a Lucy”. El avión hoy sale sin retraso y en Addis nos espera la furgoneta del Hotel Panorama para trasladarnos, darnos una ducha y salir a cenar. Hemos quedado con Yared en un típico local de “guiris” llamado Yud Abyssinia” en los que incluyen cena y espectáculo; el menú a base de “inyera” y vino de la tierra. A las 10.30 regresamos al hotel y nos despedimos de nuestra amiga Rosa que mañana a primera hora regresa a su lugar de residencia en la capital de Angola.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Un faranji ante las hienas


Quizás lo primero que debo hacer antes de acercarnos al lugar en donde todas las noches se repite esta atracción turística entre las 19 y las 20 horas entre las puertas de Sangla y la de Erer, es poneros en antecedentes de la procedencia de esta costumbre. Existen varias teorías al respecto: una de ellas se remonta a finales del siglo XIX, cuando el día del año nuevo islámico los habitantes comenzaron a dejar las sobras de la comida a leones y hienas que merodeaban alrededor de la muralla; una segunda está referida a la hambruna que azotó esta zona también en el siglo XIX y que de acuerdo con esta leyenda, los habitantes de Harar alimentaban a las hienas en los buenos tiempos hasta saciarlas, para que en tiempos de sequía no atacaran ni a personas ni a animales. Esta teoría a veces no se cumple, pues se han dado casos en que estos animales se han zampado a algún borracho que cayó en la calle como consecuencia de la ingesta de alcohol. En cualquiera de los casos si uno visita Harar, tiene que acudir a la llamada de las hienas y hacia allí nos dirigimos.


Cuando llegamos, el lugar esta muy oscuro - solamente alumbrado por los faros de los coches - y tan sólo vemos a un señor sentado en un taburete, que sostiene en sus brazos a una niña y que con una lata llena de despojos a su lado imita los sonidos de estos desagradables animales para que acudan al lugar; en un primer momento no viene ninguna, pero a los pocos minutos van apareciendo unos puntos brillantes en la oscuridad, y llego a contar más de veinte; despacio, se acercan el maestro de ceremonias, que muerde un palo con los dientes y les va dando la comida a medida que acuden a su vera; poco a poco va cogiendo confianza hasta llegar a darles la comida con su propia boca; los faranji observamos perplejos el espectáculo desde la distancia y hacemos fotos pero con cuidado, pues cuando ves las mandíbulas de este animal acojona un poco.

Cuando ya tienes un poco de confianza, el maestro anima a los faranji a participar del espectáculo y yo después de un momento de incertidumbre me animo a arrimarme, pero con mucha precaución; en un primer intento coges el palo con la carne en un extremo y alargas el brazo todo lo que puedes para evitar males mayores, pero a medida que tomas confianza lo haces con toda la naturalidad delmundo; a continuación Tedy también se anima.

Después de casi una hora de circo nocturno el espectáculo concluye - en esta ocasión sin victimas- y nos vamos a cenar al restaurante Hirut. El regreso al hotel lo hacemos en un motocarro de la marca Minidor, aquí llamados “bajaj” que pueden llevar hasta 4 pasajeros y que normalmente cobran 1 birr por pax, o 2 si lo alquilas solamente para ti. Mañana visitaremos Babile, el Valle de las Maravillas y regresaremos a Dire Dawa para tomar el avión de regreso a Addis.

martes, 14 de septiembre de 2010

Harar. La ciudad de las hienas (II)

Continuando con lo que os contaba en la entrada anterior...

La población de Harar, es en un 75% musulmana, aunque convive con otros grupos étnicos: amhara, oromo, somalí, gurage, tigray, aunque son los “harari” la etnia dominante que viven dentro de la muralla y se refieren a si mismos como “Gey Usu” o lo que es lo mismo “pueblo de la ciudad”.

La puerta de ErerLas murallas de la ciudad antigua, encierran en su interior alrededor de cien mezquitas – bueno en realidad a cualquier construcción con un minarete le llaman mezquita – y se encuentran perfectamente integradas en los enrevesados callejones del casco antiguo. También os hablé en mi anterior entrada de las puertas de la ciudad, que tienen asignado cada una de ellas su nombre propio: la de Harar también llamada puerta del duque; la de Showa a la que los Hararí la llaman de Asmatim Beri; la de Buda o Bedro Beri que da entrada al barrio de los herreros; la de Sanga o Sukutat Beri; la de Fallana por donde entraban las caravanas; y por último la de Erer, quizás la más famosa, pues fue por esta puerta por donde entro R. Burton.

La casa de RimbaudEn Harar, cuando deambulamos por sus calles podemos apreciar las típicas construcciones de dos pisos en piedra, con marcos y ventanas de madera tallada con filigranas que me recuerdan las típicas construcciones de la arquitectura árabe costera que ya pude observar en mi visita a la isla de Lamu en Kenia. Sus gentes se sienten orgullosas de mostrar al turista sus dos principales monumentos: El palacio del gobernador - un destartalado edificio de dos plantas que amenaza ruina- y la tan traída y llevada casa del poeta francés Rimbaud – a la que los lugareños llaman casa de Rambo - que vivió durante diez años en esta ciudad, aunque no se sabe e ciencia cierta donde habitó, pero que el Ministerio de cultura francés ha rehabilitado y convertido en museo – lo que hace el marketing -. También nos pasamos por el museo de la ciudad que merece una visita, ya que se puede ver una variada colección de arte – vestidos, joyas, libros, etc – de la cultura Hararí .Aquí si que tengo que deciros que tuve un incidente con el vigilante del museo, ya que a la entrada no me dijo nada con respecto a las fotografías y cuando me vió con la cámara se puso demasiado insolente, y tuvimos una tremenda bronca.

Mercado musulmanPero quizás lo más interesante y llamativo de esta ciudad sea la gran actividad comercial de sus calles y mercados – el cristiano y el musulmán -, en donde a medida que caminamos vemos como se agrupan por gremios; por un lado los herreros, por otro los sastres, los carniceros, etc. Pasear sin rumbo fijo por sus callejuelas observando como las mujeres somalíes, ahmaras u oromos ofrecen sus productos es una delicia, pero también es un arte ver como sostienen sobre sus cabezas unas grandes cestas.

Callejón típico de HararEl verde intenso de sus casas resplandece a la luz del sol y perderse sin rumbo por sus callejones es otra manera de observar su modo de vida. Aunque las guías suelen recomendar comenzar la visita por la plaza de Feres Magala – centro neurálgico de la ciudad – yo os diría que improviséis vuestro recorrido, pues al final siempre llegareis a los mismos lugares.

Después de deambular por toda la ciudad y cuando ya está anocheciendo llega el momento de acudir a presenciar el espectáculo de las hienas, pero antes creo que nos hemos ganado tomar una buena cerveza de barril, y para ello nos dirigimos al hotel Tana, en donde hay un ambiente fenomenal.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Harar. La ciudad de las hienas

Harar, también conocida por los nombres de Harrar , Harer, Adari, Adaray, fué declarada Patrimonio de la Humanidad en el año 2006, y se puede acceder a ella de diferentes maneras; en mi caso llegué en coche después de un largo periplo por el valle del Omo, pero la manera más fácil y cómoda de conocer Harar si se dispone de poco tiempo -, es tomando un vuelo desde Addis a Dire Dawa (Harar no tiene aeropuerto) y desde aquí realizar los 54 km que las separan en un transporte público.

Para ubicar esta mítica ciudad en el contexto de mi viaje y antes de entrar en materia, me gustaría comentaros que desde mi punto de vista y ya a toro pasado, es una ciudad que me ha decepcionado bastante, quizás porque me había creado demasiadas expectativas sobre ella. Y dicho esto os voy a situar a Harar en el contexto histórico y cultural ya que sobre ella pesan como una losa personajes tan ilustres como Richard F. Burton, o el poeta francés Rimbaud.

Llamada “Gey” - ciudad - por sus habitantes, Harar fue fundada en el siglo VII, pero no adquirió importancia hasta 1520 cuando el emir Abu Beber Mohamed trasladó aquí la capital convirtiéndose en un centro comercial, religioso y cultural, por donde transitaban todas las mercancías procedentes de Etiopía, India y Oriente Medio, sobre todo oro, marfil, tabaco, café, azafrán, y también porque no decirlo: esclavos.

La tranquilidad de Harar, duró hasta 1528 cuando el líder musulmán Ahmed ibn Ibrahim alias “Gragn” (el zurdo) lanzó una terrible guerra santa contra el emperador Lebna Denguel arrasando todo cuanto encontró a su paso, hasta que en 1541 llegó la ayuda militar de los portugueses comandada por Cristovao da Gama que logró derrotar y dar muerte el zurdo en la batalla de Wayna Daga. A pesar de todo, Harar siguió siendo un foco de rebeldía hasta 1887 en que logró ser reducida definitivamente por Menelik II, tío segundo de Haile Selassie.


De toda esta historia bélica siguen presentes sus murallas que alcanzan los 5 metros de altura y cubre una superficie de 1 km2. A la ciudad se accede a través de las originales cinco puertas – que simbolizan los cinco pilares del Islam – a las que se han añadido dos más, una en la época de Menelik II y la otra en tiempos de Haile Selassie y que aún hoy en día siguen cerrándose por la noche, quizás para que no entren las hienas. Durante muchos siglos, esta ciudad tuvo prohibida la entrada a los no creyentes y fue Richard Burton en 1885 el primer europeo que consiguió penetrar en sus murallas - por la puerta de Erer - disfrazándose de turco y permanecer durante diez días en su interior; pocos años después llegó el comerciante francés Alfred Bardey quién envió como representante al poeta francés Arthur Rimbaud.

El viaje esta prácticamente finalizado, ¿ya era hora? después de casi un año….. pero aún me quedan un par de entradas o tres para hablaros un poquito más de Harar, de sus calles, de sus mercados, de sus mezquitas, de sus puertas, de sus gentes y como no podía ser de otra manera pues al fin y al cabo soy un “faranji”, de mi experiencia con las hienas. Finalizaremos este largo periplo en la capital – Addis – paseando por sus calles y subiendo a la montaña de Entoto desde donde nos despediremos de este magnífico país con unas estupendas vistas. Pero esto será mañana.

martes, 7 de septiembre de 2010

A las puertas de Harar

Como no podía ser de otra manera, y después de una noche sin pegar ojo, madrugamos un poco más de lo habitual y a las siete y media ya estamos en marcha, el tránsito de camiones a estas horas de la mañana ya es horroroso y a los pocos km cruzamos el río y el puente del ferrocarril – prohibido hacer fotografías – y justo en el cruce que va a Somalia hay cientos de camiones; a partir de aquí el tráfico desaparece y vuelve la tranquilidad a la ruta. La carretera atraviesa una zona de lava y un cráter, en cuyo fondo hay muchos coches despeñados; en los márgenes de la ruta, hay gente “afar” que vende sacos de carbón y de nuevo muchos camellos y así hasta llegar la localidad de Mieso y poco después a Ashe Teferi, en donde comenzamos a sumergirnos en una espectacular carretera de montaña plagada de cultivos de “Chat” y entre medias alguna plantación de maíz; esta es nuestra toma de contacto con el mundo de esta droga autorizada que no nos abandonará hasta el gran mercado de Dire Dawa.

Pero la mejor manera de comprobarlo es parando en Ashe Teferi y caminar por el mercado en donde venden esta droga mal llamada “oro verde”, caminamos con cuidado pues no les gusta que tomemos fotos y a veces se vuelven un poco agresivos, también preguntamos el precio, que oscila entre los 5 birr las hojas malas hasta los 500 las buenas y además – pues hay que probar de todo – compramos una bolsa para comprobar su sabor.

Desde aquí, hasta el cruce que va a Dire Dawa la ruta es un continuo sube y baja, con curvas y más curvas, pero con unas bellas vistas de los valles; también se encuentra por estas colinas la iglesia de Kulubi Gabriel mandada construir por Haile Selassie después de vencer a los italianos y que dos veces al año – diciembre y julio – se convierte en un centro de peregrinación para miles de personas que acuden aquí para cumplir sus promesas al arcángel San Gabriel; desde Dire hasta Harar, las fuerzas de la naturaleza se desatan en forma de una gran tormenta que prácticamente no nos deja ni ver la carretera; menos mal que no ha durado mucho y nos permite llegar a nuestro hotel sin consecuencias.


El resultado final ha sido que en hacer este trayecto hemos tardado seis horas y media, así que lo mejor es reponer fuerzas para visitar esta mítica ciudad considera la quinta más sagrada para los musulmanes.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Arroz y chicharrones

Creo que ya os he contado, que tanto el director de la agencia Ethioland, mi amigo Yared, como muchos de los guías que trabajan en su empresa, se hacen llamar etio-cubanos y esto es debido a que cuando la dictadura de Mengistu Haile Maryam muchos niños etíopes fueron enviados a Cuba a estudiar y allí estuvieron muchos años estudiando y comiendo arroz y chicharrones. Tedy, nos contó durante el viaje muchas anécdotas de su estancia allí y algún que otro chiste entre los que se encuentra este del arroz y los chicharrones, que ya os habia mencionado:

Cuentan que en una ocasión se celebraba el campeonato del mundo de natación en aguas abiertas, desde Cuba a Miami y aprovechando la coyuntura y para huir de Cuba, algunos cubanos se lanzaron al agua; cuando ya nadaban dirección Miami iban imaginando el lujo y la riqueza recitando: mercedes, dólares, apartamento. Cuando ya se encontraban en la costa americana casi camino de la libertad, uno de los policías de emigración reconoció al cubano, y al grito de ¿dónde vas cubano? este comenzó a nadar hacia atrás en dirección de nuevo a Cuba al grito de: arroz, chicharrones, arroz, chicharrones

jueves, 2 de septiembre de 2010

El P.N. de Awash

Ya hemos perdido demasiado tiempo y tenemos que continuar hasta Mojo y aquí tomar la carretera que se dirige hacia el puerto de Djibouti – puerto de entrada de mercancías a Etiopía – que tiene un tráfico de camiones infernal y es muy peligrosa; aquí tenemos un pequeño incidente con nuestro nuevo chófer, pues conduce de una manera muy agresiva y a través de Tedy le decimos que vaya más despacito; el panorama cambia radicalmente, pues de un paisaje verde, pasamos a uno volcánico y seco, también comenzamos a ver a gentes de la etnia “afar” y gran cantidad de manadas de camellos; casualmente y en una de las curvas, aparecen ante nuestra mirada una gran cantidad de ellos desparramados en medio de la carretera, pues ha habido un accidente; dejamos a un lado el lago Basaka -agua negra – y circulamos paralelos a la vía del ferrocarril que llega a Dyibouti. Antes de llegar a la localidad de Awash – nuestro destino final– nos desviamos para visitar el P.N. de Awash.

Este parque, creado en el año 1966, y con una superficie de 830 km2, dicen que es una de las reservas naturales más bellas de Etiopía, donde habitan 392 especies de aves, y 46 de mamíferos, entre las que dicen que se encuentran hipopótamos, dik-dik, orix, leones, leopardos, guepardos, hienas, servales, etc, pero la realidad es bien diferente, pues en nuestra visita solamente divisamos algunos orix, 2 zorros, 1 gacela y unas avutardas; nos acompaña un joven guarda armado por si acaso; dentro del parque se encuentra el volcán Fantale - hoy inactivo – y las fuentes de aguas termales de Filwoda. El río Awash, que da nombre al parque, forma una cascada – normalita -, que continúa a través de una garganta, en donde se pueden ver algunos cocodrilos tumbados sobre las rocas.



 
Para deciros la verdad, y salvo que en otras épocas del año se puedan ver más animales, la visita a este parque ha sido un fiasco y creo que se puede pasar de largo. Se me olvidaba comentaros, que también he visto un león, pero la pena es que estaba en una jaula porque que fué requisado a unos cazadores furtivos.

Cuando ya prácticamente está anocheciendo, nos trasladamos a la ciudad para tomar posesión de nuestro hotel, que dicho sea de paso puede que sea el peor de todo el viaje – creo recordar que era el Genet – aunque como siempre os digo, hay que amoldarse a lo que hay; el hotel tiene un patio, pero todas las habitaciones están llenas, así que por la parte trasera del hotel, atravesamos una calle y entramos en otro patio en donde se encuentra nuestra morada; hace un calor de muerte, no hay aire acondicionado pero si un ventilador que hace un ruido atroz y para colmo de males, justo al lado hay un gallinero en donde los gallos no dejarán de cantar en toda la noche, así que menuda nochecita trianera nos espera; por la mañana vemos un edificio nuevo entre los dos patios y mira por donde se trata del nuevo edificio del hotel que inaugurarán el próximo mes – los próximos huéspedes tendrán mas suerte - pero por lo menos la cena es estupenda – pescado, patatas fritas, espaguetis y cervezas frías – y la noche muy larga.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

El Lago Zway

Dejamos atrás el lago Langano y salimos a la carretera principal en donde el tráfico es mas intenso – ya lo echábamos de menos – y en función de la zona van cambiando los puestos de hortalizas; por un lugar son muchos puestos de tomates y por otros de cebollas, camino Awash – nuestro destino de hoy – decidimos parar un momento en el lago Zway, que luego se convierte en casi dos horas. Nos vamos directamente al embarcadero que cuenta con una gran animación, pues parece que es la hora del descanso en los colegios y está repleto de chavales, unos aprovechan para bañarse, otros para lavar la ropa, otros para lavar el coche, y otros para limpiar el pescado que acaban de capturar.

Algunos datos sobre el Lago Zway: Este lago que se encuentra al lado de la población del mismo nombre, está a una altura de 1846m. sobre al nivel del mar, tiene una superficie de 468 km2 y una profundidad máxima de 4 metros, también conocido con el nombre de Dembal, tiene en su interior cinco islas y una gran cantidad de aves entre las que destacan el pelícano garceta negra, el ibis, el marabú y las cigueñas de pico de cuchara. También en una de las orillas existe una gran colonia de hipopótamos; además cuenta la leyenda que en una de las islas – Tullo Guddo – estuvo el Arca de la Alianza que fue llevada a este lugar, para salvaguardarla en tiempos de la reina Judith, en el siglo X y que permaneció aquí durante 70 años. En alguna de las islas vive alguna persona, pero normalmente son visitadas solamente durante las ceremonias religiosas.

Cuando nos encontramos en el embarcadero, decidimos negociar el alquiler de una barca – no se alquilan barcas para turistas – de pesca para ir a la isla más cercana; el precio es de 400 birr, que incluye el transporte a isla de Guelila y vuelta; cuando nos subimos a la barca, acaban de terminar de descargar pescado y hay por lo menos dos millones de moscas, así que con unos arbustos que nos dan vamos quitándonoslas de encima como podemos.


En la isla nos bajamos y realizamos una pequeña marcha a lo alto de la misma, en donde está la iglesia; el sendero está repleto de chumberas y de cientos de telas de araña con unos ejemplares realmente grandes; desde lo alto las vistas son estupendas; descendemos con cuidadito y en la parte de abajo hay una humilde casa, de la que sale una señora que nos ofrece una especie de pan; después damos una vuelta por el lago para observar de cerca los pájaros y un poco más de lejos los hipopótamos.



Regresamos al “embarcadero” y todos los chicos nos rodean para que les hagamos y enseñemos las fotos.