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jueves, 20 de noviembre de 2008

Los huipiles

Una de las características más llamativas en los mercados guatemaltecos, es la gran diversidad de colores que presentan, y esto en gran parte es debido a la vestimenta. Cualquiera que visite los mercados del altiplano quedará prendado de los trajes indígenas que llevan las mujeres y me estoy refiriendo a sus “huipiles”.


El huipil, además de ser un traje hermoso está lleno de significado; en él, está reflejado el fenómeno de la naturaleza, el sol, los puntos cardinales, los animales y otros muchos elementos culturales que forman parte de su diseño. Además todos los huipiles, reflejan el estilo propio del artista que lo tejió, e inclusive del pueblo donde está hecho; por tanto, no existen dos iguales y cada pueblo tiene su manera de elaborarlos. Es fácil identificar a través del huipil la región de la que se procede, pues los huipiles son como banderas andantes. Estas prendas, son caras para quien las viste y por ello se eligen con sumo cuidado; suelen durar entre veinte y treinta años y es normal que en el fondo de armario se tengan dos huipiles, uno para usar a diario y el otro para ocasiones especiales.

Las prendas esenciales que componen estos trajes son: “el tocoyal”, que sirve para cubrir la cabeza y que utilizan las mujeres; son bonitas bandas de tela que miden varios metros con llamativos dibujos y engalanadas con pompones, borlas o adornos de plata; “el huipil” propiamente dicho, es una blusa blanca que se teje en un telar artesanal y que se adorna con encajes y bordados con motivos propios del pueblo tejedor. Yo tuve la oportunidad de presenciar en Santiago de Atitlán como una señora muy mayor trabajaba elaborando esta prenda en el patio de su casa y al mismo tiempo como enseñaba a su nieta pequeña. Los “cortes o refajos” - faldas - son piezas de tela que se enrollan alrededor del cuerpo y que antes diferenciaban el estado de las mujeres en función de por donde se enrollaban. Las “fajas” utilizadas tanto por hombres, como por mujeres y que sirven a modo de cinturón. Los “tzutes” (para ellos) o “kaperraj” (para ellas) son prendas utilizadas por los indígenas para cubrirse la cabeza, llevar al bebé a cuestas, guardas cosas o tapar cestas. Para finalizar, y antes de la conquista española, sólo los hombres tenían derecho a llevar unas sandalias de tiras de piel llamadas “caites”, y aunque en el altiplano todavía resulta posible ver algunas mujeres y niños descalzos, lo habitual es verlos con zapatos modernos.

También me gustaría apuntar que es importante mantener las tradiciones y en el caso que nos ocupa os digo que si las mujeres mantienen viva esta tradición de vestir, no sucede lo mismo con los hombres que prefieren vestir más a la manera occidental. En la actualidad en Guatemala 10 comunidades mantienen el uso del traje indígena para diario, aunque sólo en Todos los Santos Cuchumatán y San Juan Atitlan el uso es mayoritario.

martes, 18 de noviembre de 2008

Chichicastenango

Chichicastenango o “Chichi” como se la conoce, es uno de los destinos más visitados de Guatemala y aunque puede parecer a veces demasiado masificado, uno no puede abandonar Guatemala y no haber visitado esta ciudad. 


Rodeada de valles, con las montañas vecinas levantándose imponentes sobre ella, Chichicastenango parece estar aislada en el tiempo del resto de Guatemala. Su nombre significa “lugar de los chichicastes”, está ubicada en Quiché y contiene una riqueza cultural enorme, aunque a veces sólo la identifiquemos con su gran mercado que se celebra los jueves y domingos. 

Desde tiempos prehispánicos Chichicastenango juega un papel importante en la región. Aún en la actualidad, un día antes de la feria los vendedores comienzan a montar sus tenderetes en la plaza mayor y en las calles de los alrededores para ofrecer a los clientes de todo el mundo sus productos textiles bordados a mano, objetos de cerámica, y una gran cantidad de máscaras, algunas de ellas usadas en danzas tradicionales. 

Perderse por los pasadizos, regatear en la compra y disfrutar de este colorido mercado es una de las experiencias más gratas que podemos añadir a nuestro viaje por Guatemala. Pero tampoco debemos pasar de largo por otro de los aspectos más importantes, y que tiene que tiene mucho que ver con la historia y la cultura. Una vez llegados a la ciudad no es difícil encontrar el parque central en donde se alza la iglesia de Santo Tomás construida en 1540. Aunque dedicada al culto católico, suele ser utilizada para rituales de marcado carácter maya. Lo primero que nos llama la atención es su escalinata de 20 gradas que simbolizan cada uno de los 20 días del mes del calendario maya; aquí es frecuente ver a los “chuchkajaues” (líderes espirituales indígenas) haciendo oscilar sus incensarios que dejan una estela de humo de estoraque y coreando palabras mágicas para mayor gloria de sus ancestros.

Otro de los lugares en donde se celebran rituales religiosos es la iglesia de “El Calvario”,  pero es sobre todo en el santuario de Pascual Abaj (piedra del sacrificio), el más importante de la región, a donde acuden chamanes y doctores de toda Guatemala a practicar rituales. Está situado en una colina próxima al centro y como los sacrificios no tienen un horario fijo, con un poco de suerte es posible ser testigo de alguno. A estos doctores se les tiene un gran respeto, pues se les atribuye el poder de hacer cosas buenas y malas; para este tipo de rituales se suele pedir una fotografía y esta es una de las razones por las que hay que tener sumo cuidado al tomar fotos en el lugar, pues quienes participan en las ceremonias dudan a veces del buen uso que se vaya a dar a dichas fotografías.

El cementerio es otro sitio donde la combinación de la iconografía cristiana y el colorismo maya resulta espectacular. De camino hacia allí se divisa al fondo tanto colorido que no deja desorprender. De nuevo hay que conocer las tradiciones para interpretar lo que se ve. Se utiliza el color blanco, que significa pureza, para enterrar a los padres. Las madres se entierran bajo el color turquesa que significa protección para las mujeres. Los niños se entierran bajo el celeste y las niñas bajo el rosado; los abuelos bajo el color amarillo que significa la protección del sol sobre la humanidad.

Como ya os he dicho anteriormente el mercado se celebra los jueves y los domingos y esto tiene sus ventajas y sus inconvenientes. El acudir los jueves, significa que el lugar está menos masificado y por tanto podremos disfrutar de sus puestos sin tanto agobio; por el contrario los domingos está más repleto de gente, pero a cambio se ofrece la posibilidad de ver desfilar a las cofradías, centro de gravedad de toda la vida religiosa.

Si la visita a Chichicastenango la hacemos desde Panajachel podéis coger los autobuses que parten a primera hora y que tardan aproximadamente una hora y media en llegar; para regresar preguntad antes, pues creo que el último bus es a las dos de la tarde, aunque también podemos tomar un minibús, que resulta un poco más caro pero tarda menos, cosa que seguro agradeceremos si volveremos un poco cansados.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Maximón

Empezaré por hacer una interpretación de este enigmático personaje llamado Maximón - de max tabaco en maya y Simón - que goza de gran fama en muchas poblaciones de Guatemala. 


Aunque de origen desconocido, Maximón podría interpretarse como la reencarnación del dios maya Mam y su culto se remonta a tiempos ancestrales. Resiste a todo tipo de tormenta, se transforma, se transfigura, se expande y se encuentra en ninguna parte y en todas. Fuma puro y bebe ron y desde su cofradía, regida por indígenas maneja a ladinos y naturales, también los ciclos de la vida y las cosechas de trigo y maíz. Los españoles le llamaban San Simón, los ladinos Maximón y los mayas Ri Laj Man, pero sea cual sea su nombre, se trata de una deidad a la que se rinde culto en muchas poblaciones del altiplano guatemalteco. 

La imagen suele estar custodiada en casa de un miembro de la cofradía, posee diferente hechura y viste diferentes ropas pero todos son objeto de profunda admiración y las ceremonias asociadas a esta divinidad varían de una ciudad a otra.

En Santiago de Atitlán todos los Jueves Santo sale en procesión y va al encuentro del Nazareno para acompañarlo en su martirio y crucifixión. Hace años, al final de la procesión era ahorcado en una viga en la iglesia del pueblo. Tal ceremonia fue prohibida y ahora la figura es colocada en una pequeña capilla blanca, y se le ora en latín, tzutujil y castellano. Está tallado en un tronco de madera con forma de hombre y viste indistintamente ropas indígenas y occidentales, fuma un puro muy grueso y los guatemaltecos le rinden culto entonando cánticos en su honor y administrando sus ofrendas que suelen consistir en cigarrillos y ron.

Como ya dije antes, el Maximón adopta diferentes formas y concretamente en Nahualá se adora a una imagen un tanto sui generis, que consiste en una caja de madera con un cigarrillo asomando por ella.

En San Jorge La Laguna y en San Andrés de Itzapa se venera a Ry Laj Man y concretamente en esta localidad el 28 de octubre se celebra un ritual pagano. Según los sacerdotes mayas Maximón, a veces es muy sabio y otras muy loco, confunde a los de afuera y a los de adentro. Un santo con sentido del humor. Un renegado del calendario gregoriano.

En cualquiera de los casos si vais a Guatemala, una visita a Maximón siempre será una experiencia memorable.

lunes, 10 de noviembre de 2008

El lago Atitlán

Seguimos nuestro periplo por Guatemala, y después de visitar Antigua nos vamos a desplazar a Panajachel, puerta de entrada al lago Atitlán y lugar donde estableceremos nuestro campamento base para visitar la zona. 


Panajachel o Pana como es conocido por sus pobladores es un pueblo que se encuentra en el altiplano guatemalteco a 1500 metros de altitud y que ofrece unas increíbles vistas de los volcanes San Pedro, Tolimán y Atitlán. Respecto al origen del lago más bello del mundo, como dijo Aldous Huxley, existen dos versiones. La primera opina que el lago es un viejo cráter muerto, y la segunda dice que el surgimiento de los volcanes interrumpió el curso de los tres ríos, los cuales al reunir sus aguas en el lugar dieron origen al lago. 

Durante el periodo de la conquista las orillas del lago fueron testigos de una gran batalla en la que los españoles y sus aliados los cackchiqueles vencieron a los tzutuhiles. Pero quizás la principal razón para visitar esta zona siga siendo la amabilidad de sus gentes y el encontrar aún esa cultura indígena auténtica, ya que cruzando el lago sobreviven apartados y lejanos pequeños poblados de gente nativa que vive de la misma manera que vivían siglos atrás. 

Mezclándose con las raíces indígenas, existen poblaciones en torno a las orillas con nombres firmemente cristianos: Santa Catarina, San Antonio Palopó, San Lucas Tolimán, Santiago Atitlán, San Pedro, San Juan, San Pablo, San Marcos y Santa Cruz La Laguna.  La mejor forma de visitarlas todas es cogiendo una barca para atravesar el lago y después ir saltando de pueblo en pueblo en loss transportes colectivos o, lo que es lo mismo, hacinados en la parte trasera de un coche. Cómodo no lo es mucho pero la experiencia será muy gratificante.

Con todo, la localidad mas visitada del entorno del lago sigue siendo Santiago Atitlán que ha permanecido fiel al estilo de vida de los mayas tzutuhiles. Además de sus días de mercado los viernes y domingos, la principal atracción es la de su culto a “Maximón” que reside en casa de un cuidador y que podemos visitar preguntando por el lugar y previo pago de una propina. Además merece la pena la plaza principal del ayuntamiento, la iglesia y la visita a alguna casa en donde de manera totalmente artesanal veremos como las señoras elaboran en sus telares esos huipiles de color índigo brillante.

Pero para mí, aparte de recorrer todos los pueblos de la orilla del lago, uno de los planes mas interesantes, es recorrer el mercado de los viernes de la localidad de Sololá a 6 km de Panajachel. Allí todos los comerciantes de la región se reúnen y convierten el mercado en uno de los más auténticos de Guatemala. Frente a la iglesia y en los alrededores de la plaza se mezclan los vendedores - de verduras, frutas, carnes, pescados secos, ropas, flores e hilos de colores – con sus vestidos típicos, ellas con los huipiles de colores y ellos con sus tzutes. Los vendedores, los compradores y las mercancías expuestas dan al conjuto una atmósfera especial a la que colabora el hecho de que no hay prácticamente turistas. 

La mejor manera de ir a Sololá desde Panajachel es tomando un autobús de subida -ya que hay que salvar un desnivel de 600 metros-, pero una vez visitado el mercado, mi recomendación es hacer el regreso andando para poder así admirar las magníficas vistas que depara el lago con sus volcanes de fondo. Como curiosidad os diré que en Panajachel existen muchas escuelas de español a donde acuden multitud de turistas para aprender nuestro idioma. Mañana os hablaré de “Maximón”.

martes, 4 de noviembre de 2008

¿Qué es el Popol Vuh?

Me parece muy importante para todos aquellos que queráis viajar a Guatemala, que sepáis lo que es el Popol Vuh, y voy a intentar haceros un resumen de uno de los textos mayas más importantes.

En las épocas que siguieron a la conquista española, surgieron en Méjico y en Guatemala muchas obras literarias escritas en idiomas indígenas pero con el alfabeto latino. Los autores de estas obras fueron tanto clérigos españoles, como miembros de la aristocracia indígena y su finalidad fue justificar las pretensiones de la propiedad de la tierra y el derecho a privilegios.

Dentro de este contexto, surgió después de 1550 el POPOL VUH, que es el libro sagrado de los indios quichés que habitaban en Guatemala. El hecho de que sea tan conocido podría ser atribuido a la fuerte acentuación de los mitos prehispánicos, que componen la mitad de la obra y lo distinguen de otros textos quiché. Su significado sería el “Libro de la Soberanía”: pop “símbolo de la soberanía“, + ol “abstracto” y vuh “libro”. Fue escrito originalmente en piel de venado y posteriormente transcrito al latín por Fray Alonso del Portillo de Noreña.

Se cree que el Popol Vuh es obra de los Quiché de Guatemala, que aprendieron español y el alfabeto latino de los frailes dominicos. La versión española fue realizada por Francisco Ximénez, un dominico que se había establecido en Chichicastenango entre 1701 y 1703 y que copió palabra por palabra el libro original y después lo tradujo al castellano. Tanto su copia, como la traducción española han sobrevivido, pero el original maya se perdió. El manuscrito original se encuentra en la actualidad en la biblioteca Newberry de Chicago.

Pero ¿Qué es realmente el Popol Vuh? Pues se trata de una obra que contiene las historias de los indios quichés acerca de la formación del mundo, de sus dioses, héroes y hombres; en otras palabras, el origen mitológico del pueblo quiché, sus creencias religiosas y la genealogía de sus jefes.

En el Popol Vuh se distinguen tres partes: la primera es una descripción de la creación y del origen del hombre que fue hecho de maíz; la segunda se refiere a las aventuras de los jóvenes semidioses Hunahpú e Ixbalanqué y la tercera encierra un caudal de noticias relativas al origen de los pueblos indígenas de Guatemala, sus emigraciones, su distribución, sus guerras y el predominio de la raza quiché hasta poco antes de la conquista española.

lunes, 3 de noviembre de 2008

Antigua. Patrimonio de la Humanidad

Para visitar Guatemala os voy a recomendar un circuito que iré desmenuzando poco a poco y que en algunos casos se sale de los recorridos habituales, pero que os resultará de lo más interesante:


llegaremos al aeropuerto de la ciudad de Guatemala y sin más nos trasladamos a la ciudad de Antigua declarada Patrimonio de la humanidad en el año 1979, a continuación iremos a Panajachel a orillas del lago Atitlán para recorrer todos los pueblos de sus riveras San Pedro La Laguna, San Juan, San Pablo, San Marcos y Santiago. Teniendo como base Panajachel podemos visitar Chichicastenango – mercadillo jueves y domingos – Quetzaltenango y Sololá – uno de los mercados más auténticos de Guatemala-. Después y ya en dirección hacia el Norte podemos hacer una parada en Cobán (Honduras), para seguir hacia Quiriguá y Río Dulce; desde aquí cogemos un barco hasta Livingston – población garífuna – e incluso pasaremos unos días en la finca Tatín. De regreso a Río Dulce, bus hacia Tikal y desde este punto hacia el Sur a Sayaxché, Copán, Lanquin, Semuc Champey, Uspatán- muy cerca de donde nació Rigoberta Menchú- Sacapulas, triángulo Ixil y regreso a Antigua. 

Además de daros noticias sobre el recorrido, comentando más detenidamente cada uno de los lugares, os hablaré de Maximón –único santo borracho y bebedor- os diré que es el Popol Vuh, también nos detendremos para hablar de las ceremonias mayas que aún hoy en día se siguen celebrando y muchas cosas más.

La Antigua Guatemala, al abrigo de tres impresionantes volcanes – Agua, Fuego y Acatenango – es una de las ciudades más viejas y hermosas de América. Pasear por sus calles empedradas, bordeadas de bellas casas coloniales de fachadas multicolores es todo un placer. 

Antigua fue fundada el 10 de marzo de 1543 y bautizada como “la muy noble y muy leal ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala" . Hoy aquella Antigua es famosa por su bien conservada arquitectura con huellas renacentistas, con fachadas barrocas y por un gran número de ruinas de iglesias que atestiguan el furor de los terremotos y añaden un toque romántico al conjunto.

Durante su época de esplendor fue conocida como una de las tres ciudades más hermosas de las Indias Españolas. Fue construida por el ingeniero Juan Bautista Antonelli en el valle de Panchoy , se le conoce como “ciudad de las perpetuas rosas” y a sus habitantes como “panzas verdes” por su afición a los aguacates. Antigua cuenta con muchas iglesias entre las que destacan la de la Merced, San Francisco y Las Capuchinas. Tiene multitud de museos: el del jade, del traje indígena, Santo Domingo y tenía uno de los más llamativos que se ha trasladado recientemente a Jocotenango: Casa K’ójom dedicado a la música maya y sus ceremonias. 

Paseando por las calles podemos -y debemos- entrar en multitud de antiguos palacios hoy día transformados en hotelitos con patios luminosos y floridos que conservan su viejo aire provinciano y un encanto especial.

Tampoco debemos dejar de acercarnos al Cerro de la Cruz – a ser posible acompañados por la policía turística – desde donde tenemos magníficas vistas de la ciudad. 

Y para aquellos que sientan un poco el deseo de aventura recomiendo efectuar la excursión al volcán Pacaya. Está próximo a Antigua y es una emocionante excursión de medio día, para realizar, a ser posible por la mañana –por la tarde se suele cubrir de nubes-, y que podéis contratar con la agencia Gran Jaguar. 

El tema del alojamiento está resuelto en Antigua, siempre que no sea Semana Santa o el día de la independencia y hay hoteles para todo tipo de presupuestos; para los más bajos os recomiendo la casa de Santa Lucia. 

Pasear por el mercado y hacer una excursión a San Antonio de Aguas Calientes donde podemos contemplar el tejido de telas para la elaboración de los huipiles – vestido típico – mas bonitos de Guatemala son otras de las alternativas. Antigua es un magnífico punto tanto de llegada como de salida de Guatemala.

miércoles, 29 de octubre de 2008

Guatemala. gente naturaleza y cultura

Guatemala es uno de esos pocos países capaces de recompensar con experiencias inolvidables incluso a aquellos viajeros que lo han visto casi todo. Un lugar donde la vida y las costumbres indígenas se mantienen tal y como las encontraron los europeos cuando llegaron por primera vez y donde todavía quedan espacios alejados del camino de las multitudes.


Desde su geografía, hasta sus gentes, el país es una hermosa y compleja mezcla de lo mejor que el hemisferio occidental puede ofrecer. Pocos adjetivos alcanzan a describir la grandeza de la topografía guatemalteca, sembrada de volcanes que marcan el carácter del altiplano y dan al viajero la continua sensación de tener un cono humeante y amenazador a sus espaldas. Pero quizás, el rasgo mas sobresaliente de Guatemala es su gente, una población mayoritariamente indígena apegada a sus tradiciones y a sus antiguas lenguas – el quiché, ixil, man, catchiquel y así hasta 23 – y que mantiene firme sus raíces de otros tiempos.

Cuando me preguntan cuál es el país de Centroamérica más completo, sin ninguna duda les digo que Guatemala ya que, en un geografía relativamente pequeña, el viajero encuentra la mayor variedad de paisajes, de gente, de costumbres, de medios naturales: lo encuentra todo. En mi visita he quedado fascinado por tanta diversidad. Guatemala cuenta con más de 30 volcanes alguno de ellos en plena actividad y que podemos visitar; viven más de 8.000 especies de plantas; con sus 19 ecosistemas las estimaciones apuntan a que hay 250 especies de mamíferos, 600 de aves y 200 de reptiles y anfibios; además cuenta con 30 zonas protegidas.

Guatemala, ha sufrido una de las guerras civiles mas cruentas de todo Sudamérica que por fin acabó con la firma de un “Acuerdo de Paz” el 29 de diciembre de 1996 y que ha supuesto que durante 36 años fueron asesinadas mas de 200.000 personas -muchas de ellas durante el mandato del general Rios Montt–. Un millón perdieron su hogar y aún hoy en día hay millares de desaparecidos. Una de las zonas mas castigadas y que tuve la oportunidad de visitar fue en la sierra de los Cuchumatanes,  lo que se denomina el triángulo Ixil formado por los pueblos de Nebaj, Chajul y San Juan de Cotzal. En estas poblaciones todavía hay gente que no sabe nada de sus familiares. Además me recomendaron que intentara comprar un libro del sacerdote y antropólogo Ricardo Falla cuyo título “Masacres de la selva” Ixcan, Guatemala 1975-1982 que es la reflexión concreta, a partir de realidades tan dramáticas, de las posibilidades de vida en pueblos y comunidades que enfrentan la oscuridad de la muerte y nos muestran que este poder puede ser vencido. Su lectura me dejó impresionado.