martes, 30 de noviembre de 2010

Devarajaswamy “el señor rey de los dioses”

Después de comer, y antes de ir a visitar este templo, nos pasamos por una de las múltiples factorías en donde fabrican y venden brocados de seda - dicen que los mejores de India, pero nada baratos – para a continuación ir directamente a visitar este enorme templo construido por las tres dinastías de Kanchi: los Palava, los Chola y los Vijainagar. Este templo se erige en un enorme complejo amurallado, al que se accede por unas altas puertas coronadas por enormes gopuras, que en estos momentos se encuentran en restauración y por lo tanto tapadas por grandes andamios de madera. Aquí los zapatos se dejan en la puerta en un montón y para controlarlos lo que hacen es poner un número con tiza en uno de los pares.


Este lugar, encierra algunos misterios y el más famoso se encuentra en el fondo del estanque situado a la izquierda de la entrada y justo al lado de la espectacular sala de columnas; debajo del templete ubicado en el centro del agua, hay una imagen de Visnhú de tres metros hecha en madera; se llama “Athivaradar” y de ahí proviene el nombre de este templo como “el rey que otorga dones”. Este estanque es vaciado cada 40 años (la última vez en el año 1979 y por tanto la próxima será en 2019) y los fieles tienen la oportunidad de adorarla durante 48 días para a continuación ser llenado de nuevo.


Otra de las maravillas de este templo, son las cadenas de piedra que cuelgan en las esquinas del alero de la sala de columnas que vamos a visitar a continuación; esta sala cuenta con excelentes columnas esculpidas con figuras de cazadores y guerreros montados a caballo, pero los autores de las mismas intercalaron (casi como una broma) una figura de Manmath (dios del amor) montado en su cisne y otra de Rati cabalgando en su cisne.En esta sala ( que se encuentra en restauración) se celebra todos los años la fiesta de la boda de Vishnu con Lakshmi. Aunque se encuentra cerrada, no hay que preocuparse si queréis verla, pues nada más acceder al recinto del templo, alguien os abordará diciendo que os la enseña a cambio de una propina.

Además, tenemos la oportunidad de ver la ceremonia que se organiza todas las tardes llamada “Mantrapushpam” y que consiste en sacar una imagen de Vishnú al patio, en unas andas portada por cuatro devotos e instalarla en una salita; después de unos minutos de cánticos se organiza una procesión alrededor del recinto acompañada de trompetas y tambores, para regresar de nuevo a su lugar habitual en el interior del templo. Ya comienza a anochecer y es el momento de irnos hacia Mamallapuram en donde pasaremos las dos próximas noches.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Kailasanatha



Torre del templo de Kailasanatha

Este templo situado en las afueras de la ciudad, y rodeado de unos bonitos jardines, presenta un ambiente muy relajado, debido en parte a los pocos turistas que lo visitan; en mi caso tengo que decir que estábamos completamente solos, pero también es verdad que con motivo de la celebración del festival de Shivratri en febrero o marzo, son miles las personas que acuden. Mi apreciación personal nada más descender del coche, y con una luz estupenda, es que es un templo pequeño – en relación con los otros templos- muy coqueto, llamativo y en donde se respira una paz y tranquilidad absoluta. Antes de entrar en sus entrañas me recreo rodeando su perímetro exterior y haciendo fotografías de su conjunto en donde destaca su torre del “vimana” que se levanta elegante con sus cuatro plantas en forma de pirámide perfecta de estilo completamente dravidiano.


Algunas de las figuras

Este templo, fue mandado construir por el rey de la dinastía Pallava Rajasimha y está consagrado al Dios Shiva; construido totalmente en piedra arenisca, es el más antiguo de Kanchi y además está en su estado original, ya que el resto de los templos fueron alterados por otras dinastías gobernantes. En su interior se aprecian perfectamente todos los elementos habituales del estilo drávida: muralla exterior, sala de columnas, capillas secundarias, torrecilla de entrada, etc.


Interior del templo

Después de dejar los zapatos en la puerta – como es habitual – accedo al interior y con lo primero que nos encontramos es con el sanctasanctórum, un enorme lingam de 8 facetas, sobre una base circular que ocupa casi toda la sala, con un prominente emblema de latón adherido al mismo. Esparcidos por el resto del templo, hay multitud de estatuas de Shiva en diferentes posturas entre ellas la competencia de danza con su pareja. En la muralla que rodea el templo está adornada con 58 santuarios que honran a Shiva y Parvati y a sus hijos Ganesh y Murugam, excepto dos: uno dedicado a Vhisnú y el otro a Brahma. También veo en lo alto de la muralla la escultura en piedra de grandes elefantes.


El nandi del jardín exterior

Si continuamos paseando por el interior seguiremos observando cientos de figuras y representaciones con cientos de posturas y si a uno lo transportan a este lugar con una venda en los ojos y de repente se la quitan, podría pensar en un escenario irreal y mágico por todas las imágenes que le rodean. Todo ello iluminado con la luz del sol, hace de este templo un lugar ideal para el relax tanto físico como mental. En la parte este del jardín exterior podemos ver un bonito ejemplar del toro Nandi – transporte de Shiva – sentado sobre una plataforma. A la salida oímos música de trompeta, se trata de un grupo de gente que transporta la urna de una cremación. Desde aquí nos vamos a comer al restaurante del hotel Regency en donde podéis comer de bufe por 400 rupias – picantito – o a la carta ¿por fin un día sin picante? y con cerveza fría. Después de comer visitaremos el templo de Devarajaswamy “el señor rey de los dioses”, antes de viajar a Mamallapuram en donde nos alojaremos en el hotel Mahabs – céntrico y con piscina -.

viernes, 19 de noviembre de 2010

La leyenda de Ekambareshvara.

   

Al fondo el árbol de mango
Pero antes de visitar este templo, no quiero dejaros con la intriga de la leyenda de donde le viene el nombre de “el señor del árbol del mango” al templo de Ekambareshvara: Cuentan, que en cierta ocasión la diosa Parvati estaba de muy buen humor, pero no así su esposo Shiva y para provocarle, se acercó de puntillas por detrás y le tapó los ojos con sus manos; lo que ella ignoraba, era que al cerrarse los ojos del gran dios iba a desaparecer la luz en el mundo y que la oscuridad resultante iba a causar el pánico en todas las partes; con suma preocupación, Shiva se desprendió de sus manos bruscamente y tan enfurecido se puso por su comportamiento que al momento la expulsó de su palacio y la condenó a vivir en la selva cercana a Kanchi.

Arrepentida por este suceso, Parvati aceptó la orden y comenzó a hacer penitencia con la firme intención de conseguir su perdón; para ello hizo un “lingam de tierra” como una representación de su esposo, y comenzó a adorarlo meditando bajo un árbol de mango.
Con el tiempo, Shiva deseaba perdonarla pero no sin antes obligarla a pasar un duro examen, y para ello hizo surgir una fuerte tormenta en la zona, por lo que el río cercano se desbordó y la fuerza de la riada se llevaba todo lo que encontraba a su paso; Parvati, despreocupándose de su seguridad personal, se agarró con fuerza al “lingam de tierra” para que la corriente no lo dañara; conmovido por la reacción de Parvati, se desplazó al lugar y el reencuentro fue de una gran alegría para ambos. Este es el “lingam” que actualmente se encuentra en el corazón del templo.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Ekambareshvara."El señor de un árbol de mango"


Vista del gopuran
 En la anterior entrada, nos quedamos a las puertas del templo de Ekambareshvara y ahora vamos a atravesar el pasadizo, bajo el impresionante gopuram con cientos de figuras de color marfil, en donde una fila de personas mayores piden limosna; accedemos a un primer patio, con algunas tiendas, y nos extraña que todavía nadie nos haya dicho que nos quitemos los zapatos, pero si antes lo decimos, al acceder a una segunda puerta el vigilante nos dice que desde este punto hay que ir descalzo, aunque puedes llevar calcetines; el suelo es de tierra hasta llegar al templo, y hay un gran movimiento de familias que se dirigen a visitar el ligam instalado en el altar mayor y al que solamente pueden acceder los hinduistas; en un momento estamos en la gran sala de columnas, al principio abierta, con un gran estanque a la derecha lleno de pequeños peces y un espacio a la izquierda en donde dan de comer a la gente pobre.


Uno de los altares
  Una vez en el interior del templo, intentamos colarnos entre las personas que acceden al “lingam” de tierra que Parvati preparó y que está instalado en el altar mayor, pero los vigilantes están atentos y con respeto nos indican que continuemos nuestra visita por el resto de las instalaciones; existen otros altares dedicados al dios Vishnú y en una sala se exhiben las imágenes de Shiva y Parvati que se utilizan en las procesiones; en un costado del altar se encuentran las figuras negras, cubiertas con una tela blanca llamadas  “Nayanmar” antiguos poetas religiosos, y en otro lugar otra fila de los mismos santos, en bronce y cubiertos de telas amarillas y naranjas. Una curiosidad sobre este lingam, es que en la rutina habitual no lo bañan con agua como a los demás, sino con aceite para que no se dañe.


La hora de la "puja"
 En nuestro deambular por los pasillos, con escasa luz, somos invitados a entrar en algún altar, para a la salida solicitar alguna propinilla. El lugar es tranquilo y sin ruido, aunque cada cierto tiempo se escucha la música de la trompeta y el tambor cuando tiene lugar alguna de las seis “pujas” que se celebran todos los días. Justo detrás del lugar sagrado, hay un patio abierto, rodeado de columnas en donde descansan algunos sacerdotes sentados en sus camastros, con una gopura ricamente tallada a la que se puede subir, y un venerado mango - no es el original, pues este que según el cartel tenía 3500 años se secó en 2004 - bajo el que meditaba Parvati y de cuyas ramas se veían colgadas cunitas de juguete ofrecidas por parejas que pedían hijos.


Degustando la comida
 
Cuando salimos al exterior, vemos a la gente sentada en el suelo comiendo arroz sobre una hoja de banana y a mucha gente que se arremolina alrededor nuestro con la intención de hacerse fotos y charlar. También  aprovecho para deciros que Kanchi el la ciudad donde se producen los mejores brocados de seda y es una buena ocasión si queréis comprar un sari, pues hay multitud de factorías, aunque por lo visto creo que los precios después de mucho regateo no son nada baratos. El calor es sofocante, pero antes de ir a comer vamos a visitar otro de los templos – para mí el más bonito – de Kanchi; me estoy refiriendo al de Kailasanatha consagrado a Shiva.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Kanchipuram

Después de la decepción tras la visita del templo de Venkateshvara en la colina de Tirumala, partimos por la mañana en dirección a Kanchipuram con la sana intención de levantar el ánimo; los trayectos en coche en la India, son siempre animados y sorprendentes, al mismo tiempo que largos, pues atravesamos por muchos pueblitos con una actividad comercial intensa, lo que supone ver mucha gente por las calles y un tráfico endemoniado.


Templo de Ekambareshvara
 Después de tres horas de viaje llegamos al mediodía a “Kanchi” una de las cinco ciudades que representan los cinco elementos en la mitología hindú: viento, agua, fuego, tierra y espacio, y además una de las siete ciudades sagradas de la India. Si tuviéramos que elegir una ciudad para ver la gama de la arquitectura religiosa de India del Sur, sin lugar a dudas sería esta y cuenta con la particularidad de que al contrario que en el resto de las ciudades que son territorio de Shiva o de Vishnú, Kanchi es la única que es sagrada para ambos. En esta ciudad se llegaron a construir más de mil templos y en la actualidad existen 108 del shivaísmo y 18 vishnuítas; y por añadir alguna otra curiosidad decir que también existen dos templos dedicados al jainismo.



Posando para la foto
 Nada mas llegar a la ciudad, nos dirigimos al templo de “Ekambareshvara”, uno de los más grandes de la ciudad con casi 12 Ha de extensión, dedicado a Shiva, y que se distingue con claridad por sus colosales gopuras de más de 60 metros de altitud. Nada más descender del coche delante de la puerta principal y como somos los únicos turistas, un grupo de vendedores nos rodea con el firme propósito de vendernos unas chanclas de piel bastante feas, ante nuestras pocas ganas de comprar desisten por el momento y se alejan, aunque a la salida volverán a la carga de nuevo; pero antes de entrar al interior del templo para visitarlo os hablaré brevemente de la historia de esta ciudad.

Transporte habitual

Kanchi, fue la capital de varias dinastías entre ellas los Chola – siglo II a.C. – y los Pallava entre los siglos IV y IX d.C. Kanchi, se llamaba “la ciudad dorada” y cuentan que cuando la saquearon los invasores musulmanes durante el siglo XV, había tal cantidad de oro y piedras preciosas que para llevárselas dejaron todo lo demás sin tocar. Además durante el siglo VI a.C. era lo suficientemente importante como para que fuera visitada por el mismo Buda.



Templo de Kailashnatha

Además del templo Ekambareshvara antes mencionado y debido a su arquitectura tan variada es muy recomendable visitar, el de Kailashnatha , Devarajaswani (dedicado a Visnú) y Kamakshi Amman; y si disponemos de una jornada completa e inclusive queremos hacer noche no estaría mal acercarse a Vaikunta Perunal , un templo de mas de 1200 años de antigüedad en donde destacan unos claustros con pilares de leones. También es importante tener muy en cuenta los horarios de visita, ya que algunos templos cierran entre las 12.30 y las 4 de la tarde. Lo más habitual es llegar en avión a Chennai y en función de la hora, o bien ir directamente a Kanchi, visitarlo y continuar a Mamallapuram, o con base en esta ciudad hacer una excursión de 1 día. En cualquiera de los casos hay que visitar las dos ciudades y el orden de visita no va a alterar el resultado.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Decepcionante Tirumala II

 

Colina de Tirumala

Desde Tirupati, hay que desplazarse a Tirumala situada a 22 kilómetros de distancia en una bonita colina a 1000 metros de altitud; pero previamente hay que llegar hasta Alipiri, en donde se encuentra la barrera de entrada y también el lugar en donde hay que bajar del coche para ser cacheado por la policía y pasar por el scaner bolsos y mochilas; una vez franqueado el control, existen dos posibilidades de llegar a lo alto de la colina: la menos fatigosa, sencilla y rápida es en un vehículo y para ello en la actualidad existen dos carreteras, una de subida y otra de bajada, pues hasta hace poco tiempo solamente había una y esto ocasionaba multitud de accidentes de tráfico.


Acceso a la colina de Tirumala

Esta vía de acceso, pasa por una zona boscosa con flores de buganvilla, con muchos miradores y algunos letreros que nos recuerdan que está prohibido beber, fumar y escupir en esta zona; la segunda opción es subir a pié o en su defecto andando y la mayoría de los fieles la ; dicen las guías, que probablemente sea el mejor sendero de la India, pero para llegar arriba, hay que caminar durante 15 kilómetros, salvar unos 3550 escalones con continuas subidas y bajadas, pero eso sí, la organización del TTD que cuenta con unas 12000 personas para gestionar todo este negocio, ha habilitado sitios para descansar, servicios sanitarios, lugares para comer y beber, sendero iluminado, mucha sombra, y además te suben las mochilas, todo un detalle con los esforzados peregrinos.

Familias descansando

Lógicamente, y como yo no soy peregrino, he accedido en coche y cuando llego arriba, me encuentro con un ambiente de feria de Abril; me explicaré: gente que va y viene, familias enteras sentadas por todas las partes, multitud de puestos callejeros que venden gorras y lo que llaman pan caliente con retratos enmarcados del dios Venkateshvara con luces intermitentes de colores. Si os pregunto ¿Cuál es el lugar religioso que atrae más cantidad de peregrinos en el mundo? No es ni la Meca, ni Jerusalem, ni el Vaticano, sino este templo dedicado al dios Vhisnu que llega a recibir entre 40 y 100.000 personas por día. 


Pasillos enrejados

Dentro de este gran recinto de Tirumala todo es un gran negocio; si partimos de la premisa que este Dios tiene la capacidad de conceder cualquier deseo que se formule ante su estatua, podéis imaginar la gran cantidad de gente que espera durante muchas horas, por unos pasillos enrejados, en donde los peregrinos esperan durante horas – en ocasiones más de 10 – hasta llegar al “darsham”- la imagen de piedra negra cargada de joyas y sedas - y allí donar dinero, oro, joyas, relojes, etc, mientras el sacerdote les entrega el “prasadam” la comunión en forma de deliciosos ládus hechos de harina de garbanzos; el mero hecho de haber estado unos segundos frente al dios, les ha quitado de encima la carga de pecados y recargado las energías.

En la barbería

Como aquí todo el tema radica en ganar pasta - los periódicos publican a veces estadísticas del dinero recibido en un día, y por ejemplo el record está en 30 millones de rupias recibidas el 3 de septiembre del 2007 - otro de los métodos utilizados es donar sus cabellos a la deidad - para renunciar al ego - y para ellos en uno de los pabellones hay cientos de barberos que previo pago de 10 rupias rasuran las cabezas - de hombres, mujeres y niños - sin piedad; y por si esto no es suficiente, los cabellos recogidos en unas grandes urnas son vendidos para hacer pelucas; para que os hagáis una idea se suelen recoger al año unas 200 toneladas que generan unos ingresos de unos 20 millones de dólares; y para rematar la faena de este negocio la organización no se ha quedado fuera de las nuevas tecnologías y para ello ha habilitado un sistema llamado e-hundi para enviar las ofrendas por Internet; en fin y nunca mejor dicho “que Dios nos pille confesados”.

Vista del templo de Venkateshvara

Después de dar vueltas y más vueltas por el recinto - eso sí, descalzos - fotografiando lo que podemos, damos por concluida nuestra visita y regresamos a nuestro hotel en Tirupati, pero para colofón final y cuando abandonamos la colina atravesamos bajo un arco repleto de luces de colores que se asemeja más a la inauguración del arco de entrada en la feria de Abril en Sevilla, que a un recinto sagrado. Como ya os anticipé en mi comentario inicial, para mí ha sido una decepción la visita a este lugar y os recomiendo que si no disponéis de días suficientes, evitar este lugar, salvo que vayáis en busca del “karma”.

martes, 2 de noviembre de 2010

Decepcionante Tirumala I

Antes de ubicaros y contaros la historia de este lugar, quiero decir que quizás para mí esta haya sido la gran decepción del viaje y ya veréis el motivo, pero vayamos por partes. La salida de Chennai nos cuesta bastante tiempo, pues al caótico tráfico, hay que añadir que están de obras y esto a pesar de que Tanga va callejeando para evitar algunos puntos conflictivos; en uno de los callejones y por pura casualidad nos encontramos con su mujer y su hija ¡anda que no es grande la ciudad¡ que se dirigen al colegio a llevar la comida a su otra hija, nos las presenta, y después de saludarlas durante unos instantes, continuamos nuestro viaje; abandonamos la infernal Chennai y en pocos kilómetros el panorama cambia radicalmente, y nos encontramos con un campo completamente verde, salpicada por grandes montañas de piedra y comenzamos a tomar conciencia de lo que nos espera durante los próximos veinte días, pues la forma de conducir de los indios es apurar al máximo los adelantamientos, ir siempre al límite y tocar el claxon permanentemente; los primeros kilómetros son un poco estresantes, y vamos un poco tensos, pues observamos que en cualquier momento nos la vamos a pegar, pero después nos tranquilizamos al ver la pericia de nuestro “driver”. La vida rural aparece rápidamente y no tardamos demasiado en hacer la primera parada, pues observamos al borde de la carretera a un gran número de mujeres que trabajan en una plantación de arroz; desenfundamos nuestras cámaras, descendemos del coche y disparamos sin piedad a todo lo que se mueve dentro del arrozal; después de unos veinte minutos y cuando de las máquinas ya sale humo, decidimos continuar, pues es nuestra intención llegar hoy a Tirupati para visitar el templo de “Venkateshvara” dedicado a Vishnu. Antes de llegar tenemos que pasar por el puesto de control para pagar el canon de entrada al estado de Andhra Pradesh y continuar a Tirupati a buscar hotel. Hoy la gestión del alojamiento ha sido rápida pues nos hemos quedado en el primero que nos ha llevado Tanga, a pesar de que la recepción se encontraba en obras; se trata del hotel Bliss (www.blisstirupati.com) un tres estrellas con hab/dobles por 1800 rupias con desayuno que no está mal. Decidimos comer rápidamente un bocata en el restaurante y listos para subir a la colina. Os comento que casi toda la infraestructura para visitar la colina de Tirumala se encuentra en esta localidad y es importante que tengáis en cuenta hacer una reserva si es fin de semana o si coincide con alguna celebración, pues se cuentan por miles los fieles que acuden en peregrinación a este lugar.