jueves, 16 de diciembre de 2010

Mahabalipuram o Mamallapuram

Abandonamos Kanchi cuando ya está anocheciendo, y conducimos – bueno la verdad, quien conduce es Tanga y además es poco aconsejable viajar de noche en la India -, para recalar en Mahabalipuram o Mamallapuram; directamente vamos al hotel Mahabs y después de ver las habitaciones y negociar el precio nos instalamos en la terracita al borde de la piscina para relajarnos, tomar una cerveza y picar algo; el personal del hotel es agradable y el sitio es bonito y muy céntrico. Este pequeño, pero coqueto pueblo situado a orilla del golfo de Bengala atesora multitud monumentos y fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1995. Todos sus tesoros se pueden visitar en un solo día, pero yo os aconsejo, que al menos paséis dos noches y si vais sobrados de tiempo alguna más, pues este pueblecito es tranquilo, tiene playa y sobre todo se respira mucha paz.

Todo el bullicio se concentra en torno a Othavadai Cross St en donde a la caída de la tarde podremos escuchar música sentados en algunos de los múltiples restaurantes degustando un buen biryani, comprar multitud de artículos traídos del Tibet, o libros usados y conectarse a Internet, pues aunque parezca mentira y no haya demasiado turismo nos encontramos en el reino de “mochilistán”. Además durante los meses de diciembre y enero se celebra un festival de danza cuya duración es de cuatro semanas y en donde se ofrecen representaciones de toda la India, actuaciones de marionetas y música clásica, muchas de ellas tienen como telón de fondo el incomparable marco del relieve de Arjuna.

Son muchos los monumentos que podemos visitar en esta ciudad, pero quizás los más representativos son: Los cinco Rathas, el Templo de la orilla, El relieve de Arjuna, y multitud de “mandapas” ubicados en la colina que domina la ciudad. Pero además no puedo dejar de mencionar la denominada “bola de mantequilla” una enorme roca que parece que en cualquier momento va a comenzar a rodar. Pero vayamos por partes, y antes de visitar detenidamente cada una de estas maravillas, vamos a situar en el tiempo a los autores de estos monumentos.

Antes de nada deciros que el nombre de la ciudad recuerda al rey Narasimhavarman de la dinastía de los Palava, al que llamaban “Mamalla” porque era un luchador y la terminación “puram” que significa ciudad. Este pueblo fue un importante puerto de la dinastía Pallava que gobernó entre los siglos V y VIII y quizás debido a esta actividad marítima su estilo de arte y arquitectura tienen un amplio abanico de influencias que van desde el Sur de la India, hasta los templos de Ellora en el Norte. Pero lo que si está claro, es que la tradición de la piedra ha perdurado hasta nuestros días, pues cuando uno camina por las calles todavía podemos escuchar el rítmico sonido de los cinceles sobre el granito. Después de ubicar esta ciudad en el mapa, ha llegado el momento de irse a dormir.

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