martes, 16 de marzo de 2010

Arba Minch -Turmi

La intención hoy, era salir temprano y por ello tocan diana a las 5.30 de la mañana, pero como ayer el personal estuvo de fiesta hasta altas horas de la mañana, cuando llegamos al comedor a desayunar no está ni el tato y tenemos que ir a recepción a llamarlos; al final el resultado es que salimos a las 7.30. Nada más abandonar Arba Minch, nos llama poderosamente la atención unos cilindros colgados en los árboles que resultan ser colmenas y ¡como no! paramos para inmortalizar el momento. Del tirón y disfrutando del paisaje ya no nos detendremos hasta llegar al territorio de los “konso”; aquí hacemos una breve parada aunque si que me gustaría daros algunas pinceladas de este pueblo, aunque será a la vuelta cuando paremos mas detenidamente y os hablaré de su cultura, creencias, música y tradiciones; solamente deciros, que esta gente que forman un grupo de unos 185.000 individuos, tienen una compleja y rica cultura; se dedican básicamente a la agricultura que cultivan en terrazas en las laderas de las montañas y en una tierra que no es demasiado fértil; es impresionante ver este tipo de cultivo cuando transitas por esta zona, como aran los campos con los instrumentos más rudimentarios (arados de madera) lo trabajadores que son, sus aldeas dotadas de fortificaciones de madera y lo que más llama la atención en las mujeres, son sus faldas de llamativos colores que tendré la ocasión de fotografiar durante el rato que estamos en este pueblo; seguimos nuestra ruta durante 25 kilómetros asfaltados, para después continuar por pistas de montaña en muy mal estado; por el camino tenemos la oportunidad de disfrutar de excelentes panorámicas de todo el valle del Rift. Antes de llegar a Weito, y justo antes de atravesare el río que marca la frontera entre territorio konso y tsamai hay una barrera en donde unos militares controlan el paso de personas y vehículos; a nosotros nos piden el permiso y cuando Tedy se lo muestra nos dicen que no está correcto y que no nos dejan pasar; parece ser que el problema radica en que el permiso expedido por el Ministerio de Turismo, autoriza la visita al Valle del Omo y los militares argumentan que tiene que poner cada una de las aldeas que vamos a visitar; al final después de un rato de discusión, todo se arregla con una botella de agua. Pasado el control del río, ya estamos en zona de los “tsamay” o "tsemay".

Hacemos una parada técnica para comer en la aldea de Weito, justo en el cruce, en donde hay un bareto con unos tenderetes de aquella manera y donde damos buena cuenta del menú que nos ha preparado nuestro cocinero Brahano (ensalada de pasta, embutido, piña, cervezas, coca colas y por supuesto café); continuamos nuestra ruta por una llanura, con bastante calor, hasta que pinchamos los que nos obliga a parar y cambiar la rueda en medio de la nada; normalmente siempre vamos juntos los dos 4X4 y al ver Masfen que no le seguimos se da la vuelta para ver que ha pasado, habiendo dejado a parte del grupo en una aldea de los “arbore”; solucionado el problema seguimos hasta la aldea y nada mas llegar a la misma y descender del coche, no me gusta nada la actitud de esta gente, que te rodean, te manosean, te agobian, e inclusive se pelean entre ellos, además de pedirte 2 birr por cada foto por lo que decidimos largarnos rápidamente del lugar; creo que tan sólo hago cuatro fotografías y es una pena pues lo podrían gestionar de otra manera y saldríamos ganando todos. Además a partir de este momento nos comenta Tedy, que salvo los hamer, en el resto de etnias habrá que pagar si queremos hacer fotos; en cualquiera de los casos y lo cortés no quita lo valiente, las mujeres “arbore” son bellas y se adornan profusamente con suma coquetería con pinturas y collares, su población no llega a sumar más de 6000 personas y se dedican básicamente a la ganadería. Sin más paradas, pues el tiempo apremia nos dirigimos directamente al mercado de los “hamer” en la localidad de Turmi. Son las 16.30 de la tarde cuando llegamos a la explanada del mercado que todavía se encuentra en plena ebullición, y con una luz estupenda.

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