jueves, 25 de marzo de 2010

Ukali Bula. I parte

Desandamos parte del camino que hicimos esta mañana, pues la aldea donde se celebra la ceremonia se llama Argude y se encuentra a mitad de camino entre ambos poblados; al desviarnos de la ruta principal el camino es infame y el coche va y viene de un lado al otro; por fin llegamos y ante de bajar del coche ya escuchamos de fondo cánticos y sonidos de trompetas; además ya se encuentran en el lugar algunos faranji esperando el momento. La ceremonia se denomina “ukali bula” y voy a tratar de describiros en que consiste y su desarrollo.

En la gran mayoría de etnias del mundo, el paso de la edad infantil a la pubertad tiene una gran importancia y es por ello que se celebran grandes fiestas con este motivo; en el caso de los hamer este paso, supone un salto en la escala social y esto le permitirá contraer matrimonio aunque este sea pactado entre las familias y esté sujeto a la entrega de una dote a la familia de la muchacha escogida. En esta ceremonia existen tres aspectos: el “ukali” que es el aspirante, una vez que ha efectuado el salto pasará a ser “cherkali” y transcurridos ocho días pasará a ser “maz”. Esta fiesta se lleva a cabo en la aldea y en pleno campo y a ella acude la familia, parientes y amigos del ukuli y los residentes en la aldea en donde se celebra, así como todos los maz del poblado que ya han realizado el salto recientemente y que aún no han formado familia. Nada más llegar al lugar, ya vemos a un grupo de mujeres – un poco bebidas – que con gran profusión de adornos en el pelo, cantan y bailan en sentido circular mientras hacen sonar trompetas y cascabeles que llevan sujetos a las piernas; estas jóvenes se mueven de un lugar a otro de la aldea provocando a los maz, mientras estos permanecen sentados a la sombra de un árbol pintándose la cara y portando en la mano un manojo de látigos; llegado el momento, es tal el acoso que reciben que se ven obligados a golpear en la espalda a las mujeres; todo da comienzo, cuando una de las muchachas que danza en el corro se separa del mismo y se sitúa frente al maz, cantando y casi obligando a que sea marcada y así declarar el gran cariño que siente hacia el ukuli; llegado el momento y ante tal acoso, el maz elige uno de los látigos - que previamente revisa para que tenga ninguna rugosidad y provoque el menor daño posible – y golpea en la espalda de la joven con un latigazo seco que hace unas marcas impresionantes y que las muchachas lucirán como prueba de valor, entereza y capacidad de amor; entiendo que es uno de los momentos de la ceremonia más crudos y difíciles de observar por todas las mujeres occidentales que asisten al rito, y que las obliga a cerrar los ojos o apartarse del lugar, pero también hay que entender que esta es su cultura y que tenemos que respetarla aunque sea un universo que se encuentra fuera de nuestro alcance.

1 comentario:

Ana Canela dijo...

Saludos. Yo también viví el ukuli hace unos años y comparto lo que dices. Sin embargo, no dejo de tener mis dudas sobre lo que expresas al final de la primera entrada: ¿tenemos que respetar todo aquello que se ofrece bajo la apariencia de muestra cultural? Tal vez mi pregunta no es más que el reflejo de mis propias contradicciones. Ánimo con tu blog, el mío es muy humilde.