Todo esto transcurre de manera lenta y durante la ceremonia el cielo se encapota por momentos y nos cae una tromba de agua que nos cala hasta los huesos, pero esto ahora es lo menos importante, pues el ritual sigue su curso; poco después el ukuli se tumba en el suelo sobre una piel de buey y se inicia una ceremonia secreta –aunque lo intento no puedo ver nada, pues es rodeado por todos – siguiendo las pautas que van señalando los ancianos; lo que si logro ver metiendo la cabeza entre las piernas, es cuando reparten un haz de ocho látigos y se intercambian siete brazaletes de metal y uno de madera, al tiempo que pintan al ukuli la cara y derraman sobre su cuerpo leche; de repente el ukuli sale corriendo sin rumbo fijo y el resto de muchachos se dirigen al lugar de la aldea en donde se va a desarrollar el momento más importante de la fiesta y que no puede hacerse antes de la caída del sol; mientras todo esto ocurre las muchachas siguen su fiesta particular cantando y haciendo ruido y me llama poderosamente la atención que una de ellas – bastante borracha – esgrime un kalasnikov con aspecto amenazador; situados ya en el lugar del salto, los maz proceden con mucha paciencia y destreza a juntar los bueyes - en esta ocasión son doce siendo la primera una vaca - hasta formar una fila, mientras las sujetan por el rabo para que no se descoloquen; una vez dispuestas aparece el joven ukuli completamente desnudo que debe intentar efectuar el salto durante tres veces en cada dirección apoyando su primer pié sobre la vaca, para después recorrer los lomos de los bueyes sin caerse – pues esto ocasionaría que no ha superado la prueba y debería repetirlo otro año -. Terminado el salto con éxito al nuevo chernaki le quitan un palo que lleva anudado al cuello y le visten con una tela anudada a la cintura a modo de falda y una piel de oveja que devolverá cuando se case.
La familia ya habrá elegido quién será su mujer, aunque el maz se reserva el derecho a aceptarla o no y si no está de acuerdo le buscarán otra muchacha. Terminada la ceremonia todos lo celebrarán con gran cantidad de alcohol hasta la madrugada. Mediante esta descripción, he tratado de haceros llegar mi visión de esta ceremonia, pero creo que lo más impactante será ver el video en el que estoy trabajando para que veáis la imagen y el sonido en riguroso directo.
Han sido casi cinco horas las que hemos permanecido en la aldea, pero creo que ha merecido la pena, aunque hemos llegado empapados y llenos de barro; ya en el hotel, una reconfortante ducha, seguida de una cena de lujo consistente en: sopa de verduras de 1º, estofado de cabra de 2º, piña de postre y todo ello acompañado de unas cervezas fresquitas; ¿qué más podemos pedir? Por cierto, ¿qué habrá sido de la cabra que esta mañana estaba atada a un árbol?
viernes, 26 de marzo de 2010
Ukali Bula. II parte
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