lunes, 17 de noviembre de 2008

La selva de Oza

Remontando desde las llanuras cerealistas de la depresión de Berdún, al ascender por los valles de Echo, Ansó y Aragues del Puerto, se accede al paraje más húmedo de todo el Pirineo Aragonés. El aporte de las influencias atlánticas se hace especialmente palpable en estos valles. Nieblas y boiras cubren los alpinos escenarios de estas montañas que marcan la frontera con la vecina Francia. 


Los collados de esta zona del Pirineo Aragonés son los que presentan menor altitud y por ello las aves migratorias aprovechan esta vertiente en sus viajes otoñales y primaverales. Los factores climáticos, han favorecido el asentamiento de espesos, frondosos y esbeltos bosques de pinos, hayas y abetos que están considerados con la categoría de selvas y son un auténtico santuario para los escasos osos pardos que quedan en la península. El paisaje está dominado por las moles pétreas de las altas paredes del pico del Castillo de Acher, Chipeta y la peña y el achar da Forca.

Viniendo desde Jaca por la N-240 llegamos hasta Puente la Reina y desde ahí accedemos por el valle de Echo - paralelo al río Aragón Subordán - hasta llegar a la localidad del mismo nombre. Este pueblo, que pertenece a la comarca de la Jacetánia, se convirtió en el siglo X en la cuna del condado de Aragón bajo el gobierno del conde Aureolo. Actualmente es una de las poblaciones alto aragonesas donde mejor se ha sabido conjugar el turismo con lo tradicional, sobre todo en lo referente al mantenimiento de la arquitectura del lugar. 

Dentro del casco urbano podemos apreciar ejemplos de arquitectura popular en casa Gastón, casa Chilico y casa Mazo, además de la iglesia parroquial de San Martin. También son llamativas las típicas chimeneas troncocónicas de las casas, rematadas por sus espantabrujas. 

Partiendo desde el pueblo y siguiendo hacia el camping de Oza, hacemos una parada para visitar el monasterio de San Pedro de Siresa lugar donde se educó Alfonso I, uno de los grandes reyes de la reconquista. Desde Siresa penetramos en el valle de la Reclusa, donde ya se pueden observar los recónditos manchones de hayedos. Al de fondo se alza la peña Forca, atalaya natural entre los valles de Ansó y Echo. En el kilómetro 6 entramos de lleno en el desfiladero de la Boca del Infierno, la carretera se estrecha encerrada por unas altas paredes calizas. La orografía produce un fenómeno de inversión térmica y da lugar a que florezca la corona del rey. 

Desde este punto y hasta la selva de Oza - km 12 - ya podemos apreciar las magníficas vistas de la masa boscosa de hayas y abetos que a la vez se conjuga con las altas pareces rocosas del singular castillo de Acher. Desde el camping, se asciende con el coche hasta una cota un poco más elevada donde aparcar y disfrutar del maravilloso entorno. Quien lo desee podrá realizar la excursión hasta el ibón de Acherito - 3 horas - o continuar por las praderas de Aguas Tuertas – una de las mejores turberas alpinas de todo el Pirineo Aragonés - donde se pueden apreciar un ecosistema típicamente pirenaico.También el área es rica en yacimientos megalíticos, con dólmenes, crómlechs y túmulos repartidos por el bosque.

Para finalizar os diré que esta selva de Oza es uno de los entornos mas bonitos y menos masificados del pirineo y que cuenta con el valor añadido de permitir la práctica del esquí de fondo en la zona del Tabardito.

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