martes, 9 de febrero de 2010

Camino de Lalibela I

Damos por finalizada nuestra visita a Gondar, y a las ocho de la mañana ya estamos listos para desplazarnos hasta Lalibela. Hoy será un día completo de viaje, pues tenemos que hacer alrededor de 300 km, y esto supone unas 10 horas de viaje, pues tenemos que volver hasta Werota, para desde aquí coger el desvío que nos llevará a Lalibela. Al igual que el resto de desplazamientos que hacemos por carretera, y aunque pueda parecer pesado, vamos disfrutando de un paisaje bonito y como ya viene siendo habitual, de la gran cantidad de gente que continuamente se desplaza de un lugar a otro y que hace que la distracción esté asegurada. Justo cuando estamos descendiendo frente al “dedo de Dios” el coche hace un extraño y estamos a punto de salirnos de la carretera, pero nuestro conductor con gran pericia controla perfectamente y para en el arcén; hemos sufrido un pinchazo, así que manos a la obra; bajamos todas las mochilas, sacamos la rueda de repuesto, la cambiamos, volvemos a colocar las mochilas, subimos la rueda a la baca y continuamos la marcha. Cuando giramos en Werota, la carretera es de tierra, aunque durante unos instantes se produce un espejismo, pues a lo lejos parece que vemos asfalto y es verdad, pero no os preocupéis que tan solo son unos km y después vuelta a la cruda realidad. Hacemos una breve parada en Debre Tábor para comer y arreglar el pinchazo. Esta histórica ciudad, situada en la región Amara fue fundada en el siglo XIII por el emperador Senfa Ared IV y se convirtió en la capital provisional de Etiopía durante el siglo XIX. Mientras arreglan la rueda, caminamos hacia el mercado y disfrutamos con la gente que nos rodea pues somos la atracción del pueblo, además esta zona es más permisiva con las fotos, quizás debido a que no es una ciudad turística; aprovechamos también para comernos un bocata de ibérico, e invitamos a Neguse y a Guez (así se llama el conductor) a compartir nuestra comida; en principio ellos prefieren comer inyera, pero después Neguse se come un bocata de jamón y le sabe tan rico que afirma “esto está de p... madre” y sin embargo el conductor rechaza la invitación, alegando que su religión no le permite comer carne de cerdo.

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