Son muchas las excursiones que se pueden realizar en los alrededores de Lalibela, y en la mayoría de los casos, es para visitar iglesias o monasterios; dependiendo del riesgo que queramos asumir, existe la posibilidad de ir en coche, o ascender a lo alto de la montaña en mula para visitar la iglesia de Asheten Maryam situada en la cumbre a una altura de 400 metros y desde donde hay unas vistas imponentes de todos los alrededores(esto es poco aconsejable para los que padezcan de vértigo). Nosotros nos decantamos por visitar la de Yenrehanna Kristos( en amariña “Cristo nos muestra el camino”) situada a unos 20 km al noroeste de Lalibela, y creo que la más bonita de todas. Los primeros kilómetros de carretera, aunque sin asfaltar son aceptables, pero los últimos son infames, pues el coche no puede subir y nos tenemos que bajar y subir andando por tramos. El entorno es precioso, la gente pastorea o recolecta cereales y mientras disfrutamos del entorno, nos olvidamos de los precipicios que nos rodean; curiosamente al llegar al final de la carretera, en lo que parece una plazoleta, hay una placa en la que dice que esta carretera ¡jajajaaaaaaaaaaaa! se inaguró en el año 1999, y yo me pregunto, si ahora es infame ¿cómo sería antes?.
La iglesia se encuentra situada en lo alto, y para llegar hay que subir una pronunciada cuesta encementada recientemente, que es conveniente subir despacio para no axfisiarse y que además esta jalonada por multitud de gente ciega pidiendo limosna; una vez arriba, nos encontramos de frente con la iglesia bajo una gran piedra basáltica, pero no se ve bien pues también aquí han llegado los bloques de hormigón y han colocado una pared justo delante; podríamos hacer una similitud con nuestro San Juan de la Peña, pero salvando las distancias; aquí nos hemos encontrado con un grupo de aragoneses con los cuales cambiamos impresiones del viaje y con los que visitaremos el interior de esta iglesia; para poder entrar en el recinto hay que descalzarse, y hoy no me he traído mis calcetines antipulgas, así que directamente decido descalzarme, entrar (lo que es seguro que las pulgas hoy no se van a enganchar a los calcetines) y que sea lo que Dios quiera. Esta iglesia está edificada, y no excavada en la roca, cosa inusual en la zona, y tiene la particularidad de que sus cimientos descansan sobre unos paneles de madera de olivo que impiden que se hunda en su suelo pantanoso. En su interior (totalmente a oscuras, aunque hay una lámpara que te permiten encender para poder ver algo) hay una seria de pinturas geométricas muy llamativas que la decoran y que son del siglo XIII. Es realmente bonita.
martes, 23 de febrero de 2010
Yemrehanna Kristos
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