miércoles, 10 de febrero de 2010

Camino de Lalibela II

Seguimos la ruta por una carretera con tal cantidad de polvo, que cuando nos cruzamos con otro vehículo no se ve nada, hasta llegar a Debri Zebit en donde iniciamos un pronunciado descenso por la cresta de una montaña con un paisaje espectacular, pero también con unos precipicios no menos espectaculares; al fin llegamos a Gashena y cogemos el desvío a la izquierda que nos llevará a Lalibela, no sin antes haber intentado repostar gasolina sin resultado (ya veremos si llegamos). Este último tramo de carretera en continuo descenso también es bonito, con campos cultivados en terracitas y un cielo azul, que lo que hace más luminoso. Hemos parado en un campo a coger habas y también he recordado el lugar en donde en el 2001 pinchamos en medio de la nada y pronto se acercaron unos niños desnudos y desnutridos a los que regalamos una botella de agua vacía y eran los chavales más felices del mundo con su botella debajo del brazo. Después de tanto traqueteo, y a partir del aeropuerto comienzan los 25 últimos kilómetros de carretera asfaltada hasta llegar a Lalibela. Directamente nos vamos al hotel Roha situado relativamente alejado del centro y muy próximo a otros hoteles (Lal, Tukul, Jerusalem). Después de pasear un rato por las tiendecitas de al lado para desentumecer las piernas después de todo un día de viaje, y de una merecida ducha (eso sí con agua fría, pues caliente no habrá hasta mañana) decidimos cenar en el mismo hotel y creo que nos hemos equivocado, pues solamente tienen un menú a 40 birr (sopa, carne o pescado y papaya) más todas las tasas y no se puede cambiar ni por una mísera ensalada; además el personal no es nada agradable (son funcionarios pero por poco tiempo, pues este hotel lo van a privatizar) y la cena ha resultado un chasco. Así que sin más a dormir que mañana nos espera un día completo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

mejor Jerusalem para cenar