miércoles, 15 de julio de 2009

Monasterios de Bucovina.Sucevita.Arboré.Dragomina

Atravesamos una preciosa zona de valles y montañas para llegar, para mi, al monasterio más impresionante de todos; me estoy refiriendo al de Sucevita llamado “la joya verde” ya que para llegar a él hay que recorrer un paisaje montañoso de gran belleza. Este monasterio parece una sólida ciudadela de piedra, con torres macizas, contrafuertes y caminos defensivos. El imponente muro de piedra, sin duda, ha servido como protector de los frescos de la fachada norte de la iglesia un caso único por su excelente estado de conservación. Nada más acceder a su interior, lo primero que llama la atención es su grandiosidad con un gran patio rodeado de sus altas murallas y de las colinas de los alrededores. En un clima de gran tranquilidad damos vueltas y más vueltas tratando de encontrar en mejor lugar para las fotos, aunque pienso que para realizar fotos de un lugar tan espectacular da igual la ubicación. Como os dije anteriormente, las pinturas están muy bien conservadas destacando especialmente la fachada norte, con la escena de la escalera de las Virtudes, la más impresionante por su amplitud y contraste. No quiero entrar al detalle de explicar cada una de las pinturas, pues creo que lo más importante es disfrutar de todo el conjunto. Al final de la visita hemos tenido un pequeño percance con una monja al recriminarnos que no habíamos pagado el canon para la cámara de fotos; el tema se soluciona pagando los seis leis y todos contentos. En la salida encontramos unas mesas con unas inmejorables vistas y aprovechamos para darle una alegría al botiquín.
Con el estómago lleno, nos encaminamos hacia el penúltimo de los monasterios que visitaremos en la jornada de hoy; se trata del de Arboré y para no tener que dar una gran vuelta nos metemos por carreteras secundarias y nos encontramos con la desgracia de tener que hacer un tramo de carretera de piedras en un estado lamentable; pero a veces el meterse por lugares intransitables tiene sus recompensas y en esta ocasión y a la salida de un pueblo hemos visto como un artesano recomponía un tejado elaborando las tablillas de madera a mano y con la ayuda de una máquina manual (ver foto). Al final llegamos al monasterio que aunque es uno de los que esta declarado Patrimonio de la Humanidad, me ha parecido el más flojo. La iglesia es más pequeña que la del resto de los monasterios, su construcción debió correr a cargo de un boyardo y carece de torre. Quizás la novedad de este monasterio, radica en que a diferencia de las otras iglesias en donde permanecen los tonos azules y ocres, en Arboré domina el verde con cinco matices diferentes combinado con el rojo, azul y amarillo. Las pinturas están inspiradas en el Génesis y la vida de los santos, pero hay dibujos muy originales con rostros en movimiento y ciudades y edificios en perspectiva; también hay que fijarse en los trajes de los personajes. En el patio dos grandes losas con quince recipientes dan una idea de la gran cantidad de tonos utilizados por los artistas.
Para finalizar la jornada solamente nos queda acercarnos al monasterio de Dragomina que se encuentra muy próximo a Suceava y como las indicaciones no son del todo buenas, una vez más nos perdemos- a pesar que llevamos un copiloto que ya les gustaría a algunos pilotos de rally- aunque rápidamente damos con el lugar. Este monasterio es diferente a todos los visitados anteriormente. Está rodeado de un poderoso muro reforzado de contrafuertes y torres laterales que le da el aspecto de una fortaleza. Se accede al mismo recorriendo una recta jalonada de árboles y la entrada al recinto se hace por una gran puerta con restos de frescos; una vez dentro del patio se alza la espléndida iglesia rodeada de edificios para uso de sus residentes. La iglesia es una joya de delicada elegancia y gracilidad, debido a sus proporciones 42 metros de alto y tan sólo 9,6 de ancho. El exterior carente ya de pinturas presenta los elementos básicos de la arquitectura de Bucovina. A pesar de encontrarnos solos, pues ya es un poco tarde, una monja joven (25 años) nos abre la puerta de la iglesia para que la visitemos. Yo aprovecho para charlar un momento con ella (en francés) y me comenta que en el monasterio viven actualmente 60 monjas, que ella lleva solamente tres meses, que viven prácticamente de lo que producen (su huerto y sus rebaños) y que solamente necesitan comprar los productos de primera necesidad (sal, azúcar, aceite, café, etc). Ha sido sumamente agradable hablar con esta monja. Fuera del recinto el monasterio esta rodeado de un gran lago en donde se refleja la silueta del edificio y en donde se escucha el croar de los cientos de ranas que hay en sus aguas.
Damos por finalizada esta intensa jornada tratando de avanzar en dirección a Targu Neamt en donde dormiremos para mañana iniciar nuestra visita en la zona de los monasterios del valle de Neamt. El hotel elegido es el Deina (36 euros con desayuno) y la ciudad no merece la pena. Una vez instalados buscamos un lugar para cenar y no retiramos a nuestros aposentos. Mañana será otro día

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