Cuando leáis esta entrada, yo estaré a diez mil metros de altura, en un avión de Qatar, rumbo al continente asiático. Esta vez el destino elegido es el Sur de la India y es mi intención viajar durante casi un mes por los estados de Tamil Nadu, Karnataka y Kerala.Por el momento, solamente dispongo de un billete de avión con llegada a Madrás y regreso desde Bombay y un itinerario de viaje totalmente abierto, lo que me permite moverme de manera libre e improvisar cada día en función del interés del lugar o de la posibilidad de acudir alguna festividad o celebración interesante que surja de manera imprevista; tanto es así, que antes de salir de Madrid ya he cambiado el planning, pues no tenía previsto visitar los templos de Tirupati y ahora si lo haré.

Después bajaré por la costa hasta Mamallapuram, Kanchipuran, Tirivanamalai, Pondicherry, Kumbakonam, Thanvajur, Tiruchipali y Madurai que es la parte monumental del viaje; A partir de aquí, creo que iré hacia Kollan y empezaré a subir hacia la región de los Backwaters en el estado de Kerala, para terminar en Cochín; después la zona de Munar, el tren que sube hasta Ooty y posiblemente Mysore. Desde esta ciudad y en función de los días consumidos cabe la posibilidad de visitar los templos de Halebib, Belur y Hassan; subir hacia Hampi, o volar desde algún lugar hasta Aurangabad para ver las ciudades Patrimonio de la Humanidad de Allanta y Ellora.
Hasta aquí es la parte teórica, pues la práctica la irá fijando el día a día. En cualquiera de los casos prometo contar a mi regreso – hacia mediados de octubre – todos los pormenores de este interesante viaje, pero por si acaso, podéis estar atentos todos los miércoles a partir de las siete de la tarde en el 100.7 de FM y escuchar la Gran Manzana donde es posible que pueda daros señales de mi paradero.
Hasta pronto.


























Ya hemos perdido demasiado tiempo y tenemos que continuar hasta Mojo y aquí tomar la carretera que se dirige hacia el puerto de Djibouti – puerto de entrada de mercancías a Etiopía – que tiene un tráfico de camiones infernal y es muy peligrosa; aquí tenemos un pequeño incidente con nuestro nuevo chófer, pues conduce de una manera muy agresiva y a través de Tedy le decimos que vaya más despacito; el panorama cambia radicalmente, pues de un paisaje verde, pasamos a uno volcánico y seco, también comenzamos a ver a gentes de la etnia “afar” y gran cantidad de manadas de camellos; casualmente y en una de las curvas, aparecen ante nuestra mirada una gran cantidad de ellos desparramados en medio de la carretera, pues ha habido un accidente; dejamos a un lado el lago Basaka -agua negra – y circulamos paralelos a la vía del ferrocarril que llega a Dyibouti. Antes de llegar a la localidad de Awash – nuestro destino final– nos desviamos para visitar el P.N. de Awash.
Este parque, creado en el año 1966, y con una superficie de 830 km2, dicen que es una de las reservas naturales más bellas de Etiopía, donde habitan 392 especies de aves, y 46 de mamíferos, entre las que dicen que se encuentran hipopótamos, dik-dik, orix, leones, leopardos, guepardos, hienas, servales, etc, pero la realidad es bien diferente, pues en nuestra visita solamente divisamos algunos orix, 2 zorros, 1 gacela y unas avutardas; nos acompaña un joven guarda armado por si acaso; dentro del parque se encuentra el volcán Fantale - hoy inactivo – y las fuentes de aguas termales de Filwoda. El río Awash, que da nombre al parque, forma una cascada – normalita -, que continúa a través de una garganta, en donde se pueden ver algunos cocodrilos tumbados sobre las rocas.

Para deciros la verdad, y salvo que en otras épocas del año se puedan ver más animales, la visita a este parque ha sido un fiasco y creo que se puede pasar de largo. Se me olvidaba comentaros, que también he visto un león, pero la pena es que estaba en una jaula porque que fué requisado a unos cazadores furtivos.



